De las 90 denuncias interpuestas el 2019, se ha pasado a las 180 de este año. El motivo es el mismo: las estafas relacionadas con los revisores del gas y de la luz. Los delincuentes aprovechan que las víctimas son grandes, aisladas de la familia y sin muchos recursos. Se tiene constancia de que el perfil de estafador ha cambiado: ahora son mujeres que actúan en grupo. El incremento de denuncias responde en parte a las campañas de sensibilización, pero también a la pandemia. Según el subjefe de Proximidad y Atención al ciudadano de los Mossos, Sergi Martínez, los delincuentes han cambiado las calles, por los domicilios y las redes sociales.
Revisión bajo aviso previo
Las instalaciones de gas, como las calderas, tienen que pasar revisiones obligatorias cada cinco años. Cuando se acerca la fecha de la inspección, la empresa distribuidora se pone en contacto con los residentes de la vivienda. Entonces el usuario puede optar por un instalador de confianza o por el profesional que ofrece compañía. Por eso, Martínez recomienda no abrir la puerta a nadie si no tenemos cita con la empresa. Porque aprovechan la picaresca para robar efectivo, joyas, tarjetas y libretas bancarias. Si hace falta, con fuerza.
Denunciar siempre
Desde la Federación de Gremios de Instaladores de Cataluña, Jaume Alcaide, recuerda que el coste de la inspección del gas se carga automáticamente a la factura y que no hay que pagar nada en el momento de la revisión. Ante la duda, Mossos de Esquadra y los profesionales del sector recomiendan llamar a la policía o al 112. Y, sobre todo, denunciar siempre si hemos estado víctimas de una estafa.