Una semana llevaba el presidente de la Generalitat, Pere Aragonès, madurando la idea de convocar elecciones anticipadas en Cataluña si el Parlament acababa tumbando, como así ha sido, su proyecto de presupuestos para este año.
Hacía semanas, incluso meses según fuentes de la Generalitat, que las conversaciones que mantenía el Govern con los comunes con el fin de intentar pactar las cuentas no acababan de desbloquearse, debido a un escollo -el proyecto del Hard Rock- que no figura en el proyecto presupuestario pero que En Comú Podem había situado en el centro de la negociación.
El Hard Rock, un obstáculo insuperable
Para Aragonès, el Hard Rock era un obstáculo insuperable: insistía en que no estaba en sus manos frenarlo -depende, subraya el Govern, de un trámite administrativo- y, aunque hubiese podido frenarlo, como le exigían los comunes, habría perdido el apoyo de los 33 diputados de PSC-Units, que sí defienden el proyecto.
En toda negociación política exitosa, las distancias parecen insalvables hasta que se acerca el plazo límite para tomar una decisión y comienzan a flexibilizarse las posturas para poder alcanzar un acuerdo.
Sin embargo, a ojos del Govern, todo empezó a torcerse la semana pasada: el martes, los comunes registraron su enmienda a la totalidad a los presupuestos, lo que añadía más presión a la negociación y encarecía el precio de su hipotética marcha atrás.
Pero fue el miércoles, según las fuentes consultadas, cuando Aragonès comenzó a pensar que esta negociación "puede que no acabe bien", tras oír a la líder de En Comú Podem en el Parlament, Jéssica Albiach, en la sesión de control, donde no dejó lugar a dudas: o el Govern renunciaba explícitamente al Hard Rock o votarían contra los presupuestos.
Fue ese mismo día de la semana pasada cuando Aragonès, según las fuentes consultadas, tuvo claro que, si el Parlament tumbaba unas cuentas expansivas -con 2.400 millones más de gasto-, convocaría elecciones, porque viendo los bloqueos parlamentarios que le esperaban no se darían las condiciones para poder agotar la legislatura.
La constatación casi definitiva de que las cosas no pintaban bien para sus presupuestos la tuvo el pasado domingo, cuando los comunes celebraron un mitin con todos sus pesos pesados -Ada Colau, Ernest Urtasun, Jaume Asens y la propia Albiach- en la que se reafirmaron en su negativa a avalar las cuentas si no se descartaba el Hard Rock y se concedieron poco margen de maniobra para cerrar un acuerdo.
En los últimos días, el Govern ha trasladado sus últimas ofertas a los comunes -prometiendo aumentar hasta los 1.500 millones de euros el presupuesto de educación-, pero tampoco han fructificado: la única "pista de aterrizaje" posible para los comunes era vetar el Hard Rock, petición que el Govern había advertido de que era inasumible.
Conversación infructuosa Aragonès-Díaz
Ayer martes por la tarde, Aragonès recibió a Albiach en el Palau de la Generalitat, pero la conversación acabó sin fumata blanca.
El Govern ha mantenido informados a PSOE y Sumar sobre las dificultades que estaba encontrando para cerrar un acuerdo que permitiera desencallar los presupuestos catalanes y, tras hablar con Albiach, Aragonès mandó un mensaje a la vicepresidenta del Gobierno Yolanda Díaz, que quiso hablar telefónicamente con el president.
La llamada de ayer martes por la tarde entre Aragonès y Díaz no sirvió tampoco para deshacer el nudo; los comunes no han tenido la presión de la líder de Sumar para hacerles cambiar de opinión in extremis.
Desde las filas republicanas tienen la sensación de que en el 'no' de los comunes ha pesado el "factor Colau": Barcelona en Comú está molesta con el alcalde Jaume Collboni por resistirse a formar una coalición con ellos y, según esta interpretación de los hechos, los comunes querían ahora marcar perfil frente al PSC.
El PSOE, informado
El pasado 21 de diciembre, Aragonès recibió al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y sintonizaron al comprometerse a colaborar para facilitar acuerdos presupuestarios en todas las instituciones donde tienen influencia socialistas y republicanos.
Posteriormente, según fuentes de la Generalitat, hubo algún contacto más entre ambos presidentes, antes de que el pasado 27 de febrero Aragonès firmara el acuerdo presupuestario con el primer secretario del PSC, Salvador Illa.
En las últimas semanas, el equipo de Sánchez ha ido recibiendo información desde la Generalitat sobre el curso de la negociación presupuestaria y el riesgo de que todo saltara por los aires por no tener atado el apoyo de los comunes.
El adelanto electoral provocado por el fracaso de los presupuestos catalanes abre unos meses de inestabilidad política en Cataluña, que puede tener un contagio en la política española, ya que ERC y JxCat, dos socios imprescindibles para Sánchez, entran ahora en dinámica de campaña y, en su competición permanente por la hegemonía soberanista, tratarán de marcar distancias con los socialistas.