En un mundo en el que la Inteligencia Artificial parece que ha llegado para quedarse o en el que los jóvenes no tienen claro su futuro, es más necesario que nunca mirar al pasado para aprender de aquellas personas que hace tiempo reflexionaron sobre aspectos como la ética, la filosofía y el conocimiento.
De este modo empieza la entrevista con el filósofo y escritor Eduardo Infante, autor del libro Aquiles en TikTok. El camino a la virtud: “La inteligencia artificial necesita una inteligencia natural que sepa diferenciar entre los fines correctos e incorrectos de la tecnología que estamos creando”, es decir, nos debe ayudar a preguntarnos qué es lo que hace que una máquina “nos ayude a vivir mejor y no nos vuelva más estúpidos”.
Sin duda, las enfermedades del siglo XXI son la depresión y la ansiedad, que según Infante “son consecuencia de nuestro propio estilo de vida”. Por ese motivo, recalca que “necesitamos la filosofía para cambiar y mirar atrás, cuando hombres y mujeres sabían vivir bien”. De hecho, Infante va más allá y asegura que, por ejemplo, la moda vintage está en el mercado “para que no seamos capaces de visualizar un futuro mejor”.
En este sentido, Eduardo Infante considera que no hay que demonizar las redes sociales, pero si “analizar y tener claro quiénes son los referentes y cuáles son sus virtudes y los valores que encaran”. Por ejemplo, “TikTok representa a alguien que gana mucho dinero por no hacer nada. Solo por hacer pública su vida privada”.
Para Infante, “algunos influencers venden éxito sin esfuerzo, mensaje sin sustancia y felicidad efímera”. Sin embargo, la capacidad de transformación y elevación de modelos como el de Aquiles “no puede ser sustituida por los famosos de las redes sociales”.
La filosofía, según Infante, es un gran diálogo, un gran debate. Y para dialogar y debatir se necesita una determinada ética, ya que “si entiendo que el que piensa diferente a mí es mi enemigo, el diálogo es imposible”.
En las redes sociales “estamos sustituyendo el diálogo por una confrontación que sustituye la razón por emoción” dice Infante, que añade “una cosa es mala si simplemente me ofende y es buena si me emociona”.
La virtud solo nace mediante el esfuerzo: “Es la única manera de hacer que nuestros jóvenes sean mejores. Hay que someterlos a retos intelectuales o físicos, si no las virtudes nunca florecerán en ellos”. Y esto provocará, según Infante, el abandono de los jóvenes a una vida basada en la ignorancia.
