Desde bien pequeños, nos enseñan a practicar la cultura del esfuerzo, a luchar por las cosas que uno quiere y a tirar adelante ante los problemas que nos surgen día a día, pero ¿tenemos claro que también debemos cuidar el cuerpo humano para poder rendir correctamente?
No solo se trata de trabajar a nivel intelectual y físico, sino también de descansar. Eso lo sabe muy bien el Dr. Javier Albares que lleva más de dos décadas dedicado a la medicina del sueño y que ahora ha escrito La ciencia del buen dormir (Península) para dejar claro que “dormir debe ser algo natural y no un esfuerzo”. Según Albares, el estilo de vida que llevamos “nos lleva a sacrificar horas de sueño y, por lo tanto, a perder calidad de vida y salud, ya que dormir bien es la mejor medicina que podemos tomar”.
Varios estudios demuestran que un buen descanso tiene beneficios cardiovasculares, emocionales, antiinflamatorios, en la memoria, en nuestro sistema inmunitario, etc. De hecho, para explicar la importancia del sueño, Albares recuerda la frase del filósofo Hipócrates: “La mejor medicina es aquella que ayuda a la gente a no necesitarla”.
Según Albares, vivimos en una sociedad “crónicamente enferma y muchas de estas patologías simplemente se podrían prevenir con un estilo de vida más saludable, en el cual, por ejemplo, practiquemos deporte de forma regular y sobre todo descansemos bien”.
El doctor pone como ejemplo el insomnio: “Muchas veces la persona se identifica tanto en ello que entra en un bucle y experimenta una ansiedad anticipatoria que le lleva a pensar que seguro que no dormirá bien”. Por eso “decir a una persona que no piense es dirigirla a pensar en ello”.
Existen herramientas que los expertos deberían ofrecer a las personas para entrenar su atención, para dirigirlas a lo que sí que funciona. “Cuando uno entrena o practica mindfulness, duerme mejor. Un cuerpo trabajado físicamente está cansado y avisa que necesita dormir”.
Albares considera que “la sociedad está cansada si hablamos de estrés, pero a nivel físico no, y eso va en contra de un buen descanso”. En su libro, el doctor explica que los ritmos biológicos de las personas funcionan por contrastes: “Hay que tener luz natural y hacer actividad física durante el día, luego oscuridad y reposar las horas previas a dormir”.
De hecho, hay investigaciones que se han realizado a deportistas que demuestran que las horas que duermen durante su tiempo libre tienen una relación directa con sus futuras lesiones. En Estados Unidos, por ejemplo, los deportistas de élite cuentan con el apoyo de médicos especialistas del sueño que les aconsejan durante toda la temporada.
El libro La ciencia del buen dormir detalla algunos de los trastornos del sueño que existen en la actualidad, como el síndrome de las piernas inquietas, una sensación de intranquilidad que lleva a la persona a moverse todo el rato, cambiar de posición, etc. No es un trastorno psicológico ni emocional, como muchos pueden pensar, sino que está relacionado con la dopamina y el hierro cerebral.
Por eso, libros como este son necesarios porque dan herramientas que en algún momento de la vida seguro que todos necesitamos. Ideas básicas de nuestro funcionamiento como seres humanos.
“Si fomentamos que los niños duerman más, que no estén con el teléfono metidos en la cama, que los adolescentes duerman al menos 9 horas, se evitarían muchos trastornos mentales”, asegura Albares. Pero para ello está claro que hay que introducir la enseñanza del sueño en colegios, institutos y en la educación emocional.