José María Carrascal fallecía el pasado 3 de noviembre a los 92 años en su domicilio de Madrid. 4 días antes entregaba su última columna al diario ABC, dónde colaboraba semanalmente, dónde analizaba la jura de la Constitución de la princesa Leonor.
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Al filo de la medianoche
Con Robert Calvo hablamos de uno de los grandes referentes del mundo del periodismo en nuestro país. Gran comunicador, con un estilo propio, y que creó escuela. Con él nacen los informativos de medianoche, en los años 90, cuándo empiezan a aparecer las televisiones privadas. Un informativo con sello propio, dónde se unen información y opinión, contexto e interpretación de los hechos. De esta forma rescata los informativos de autor.
Importa un modelo de hacer televisión que existía en Estados Unidos, dónde el presentador tiene un gran peso, es el reclamo, se convierte en la persona de confianza que entra cada noche en todas las casas. José María Carrascal trae este formato a nuestro país, sentado en la esquina de la mesa y con sus estrambóticas corbatas, mirando a cámara, y transmitiendo honestidad. Él trae este modelo, él le da vida, y a él imitan el resto de las cadenas. 7 años presentando los informativos de medianoche en antena 3, y que despidió con la siguiente frase: “Me marcho Ligero de equipaje y con la conciencia tranquila”.
Viajar por el mundo le abrió la mente
Nació en El Vellón, en Madrid, y su formación inicial fue Filosofía y Náutica. Se graduó en periodismo más tarde, en 1966, con 36 años y ya cierto bagaje a sus espaldas. Pero realmente comenzó su labor periodística en Alemania en 1958, allí había trabajado como traductor y profesor de español, y se encontró con el levantamiento del Muro de Berlín, así que empezó como corresponsal para los diarios Pueblo y Diario de Barcelona. No sería el único momento histórico que viviría.
En 1966 se traslada a Nueva York, dónde estará casi una década, y donde entrevistará, entre otros muchos personajes, al expresidente de Estados Unidos, Ronald Reagan. Desde allí informó también para Antena 3 Radio y para RTVE.
Apasionado de la televisión, pero también de las letras. Escribió una veintena de libros, tanto de ficción como de análisis político, y fue galardonado con el premio Nadal por la novela ‘Groovy’, en 1972. Otros reconocimientos que también obtuvo fueron la Antena de Oro, el Mariano de Cavia y el Luca de Tena.
Afirmaba que los mejores años de su vida fueron tras su jubilación, siendo ya dueño de su tiempo.
