Un personaje que llama la atención, Leovigildo, por su fuerza en el campo de batalla, por ser un importante legislador, gran estadista, pero que fracasó como padre y como esposo. Un hombre amado y odiado al mismo tiempo, considerado héroe y villano por igual. Todo ello nos lleva a un personaje en el que el autor profundiza para llegar a la persona que hay más allá del personaje.
El creador de ‘Los Visigodos. Hijos de un Dios furioso’, José Soto Chica, nos presenta ahora ‘Leovigildo. Rey de los hispanos’ su primera biografía. En ella descubrimos a un personaje extremo que, cómo el propio Soto Chica afirma: “No solo es un rey guerrero, no solo es un rey legislador, no solo es el fundador de un gran reino en occidente, sino que también es un padre fracasado y un esposo deplorable”.
A lo largo de las páginas del libro descubrimos al Leovigildo, refugiado, que huye de un reino del que solo quedan cenizas. El pueblo visigodo, cuando llega Leovigildo, es un pueblo golpeado, maltratado, al borde de la disolución. Gente huyendo de los galos para asentarse, principalmente en Cataluña y Aragón. Así transcurre su infancia, algo que marcará su destino para siempre, ya que vivirá, y sentirá, como un superviviente. Nunca se permitirá la clemencia porque va en busca de algo que nunca tuvo, la seguridad.
Según el autor: “Leovigildo no es un soñador, es un hombre pragmático, es un depredador, capaz de poner orden en el caos”. Hay que tener en cuenta que existe un antes y un después de su paso por la historia. No ha habido rey más guerrero en toda la Hispania visigótica ni la península ibérica, asegura Soto Chica.
Y es que, Leovigildo nace en una época, alrededor del año 536, en un periodo en el que dejó de haber verano 3 años, sin cosechas, con hambrunas, y al que siguió la peste bubónica, dónde desapareció más del 30% de la población mundial. Nace en una época en la que la guerra era constante. Aun así, consiguió reinar durante casi dos décadas.
Pero si su batalla era una guerra externa, también lo es interna. Una obra que nos permite adentrarnos en el alma de unos personajes poderosos, intrigantes, llenos de conspiraciones y traiciones. Como su esposa, la reina Gosvinta, o sus enfrentados hijos, Hermenegildo y Recaredo. Ensalzados por la iglesia, pero al mismo tiempo depredadores.
