En la fachada del Museu Marés, en la calle de los Comtes queda un recuerdo de uno de los momentos más oscuros de la humanidad. Si alzamos la cabeza podemos ver un escudo de la Inquisición.
La inquisición se instala en Barcelona
Un 5 de julio de 1487 llegaba a Barcelona, sin gran simpatía de las autoridades de la época, el inquisidor Alonso de Espina. Para alojar al tribunal religioso se dispuso una de las estancias del Palau Reial Major, la residencia de los condes de Barcelona y de los reyes de la corona de Aragón. En ese espacio se habilitaron también 13 celdas.
El 14 de diciembre de 1487 llegó la primera condena de la inquisición a 52 judíos conversos a los que se les acusaba de practicar ritos judíos. El castigo fue llevarlos en procesión desde el convento de Santa Caterina hasta la catedral. La primera pena capital llegó un mes más tarde a dos mujeres y dos hombres ejecutados por garrote en la plaza del Rey.
La inquisición se creó a finales del S.XII y no se abolió definitivamente hasta 1834. Un tal Féliz Duarte de Andrade fue la última víctima del tribunal en Barcelona en 1726.
