Para la mayoría de nosotros el mes de septiembre es uno de los más duros del año, sino el que más. No por el clima u otros factores, sino simplemente porque suele ser el mes en el que volvemos al trabajo después de las vacaciones de verano, la llamada depresión postvacacional que tanto nos atormenta los primeros días después de cambiar la hamaca por la silla de la oficina. Irritabilidad, apatía o desánimo son sensaciones muy habituales en las personas que volvemos a la rutina y, sin duda, condicionan nuestro día a día.
Por qué pasa?
En 'La Ciutat' hemos hablado con Aleix Cortés, psicólogo del centro Kafka, que no ha dudado en apuntar a los cambios bruscos para entender este impacto que tiene la depresión postvacacional en nuestra psicología: "Esto viene porque solemos tener un nivel de trabajo muy alto durante el año, y el trabajo normalmente lo vemos como algo negativo y tedioso. El nivel de estrés suele ser alto durante el año, y lo que agrava esta sensación de depresión es el hecho de parar y volver a arrancar de forma brusca, y esto es lo menos recomendable".
En el caso de los más pequeños, la vuelta al cole también tiene un impacto, pero diferente: "Si sólo se tratara de empezar un nuevo curso el impacto no sería tan evidente, pero los más jóvenes tienen muchos condicionantes alrededor: vuelven a ver a personas que son su referencia después de mucho tiempo, se separan de sus padres, vuelven a una rutina intensa como es el día a día en el colegio, donde suelen pasar muchas cosas... Son muchos condicionantes. Aquí lo recomendable es hacer esta transición de forma progresiva, por ejemplo apuntando al estudiante a cursos extraescolares o campamentos de verano, luego pasar a la actividad familiar y también al revés, cuando se va acercando el curso escolar otra vez explicarle todo bien a tu hijo o hija, prepararlos para este cambio y que no les venga de golpe. Hay que hacer una progresión de la etapa escolar al verano y del verano a la etapa escolar".".
Cómo reducir el impacto?
Esta circunstancia se produce tanto entre los adultos como también entre los más jóvenes. El consejo es el mismo: "Lo más importante es no hacer cambios bruscos de rutina, pensar formas de irse preparando para la vuelta a la rutina pero también mantenernos activos cuando empezamos vacaciones", apunta Aleix Cortés, que en el caso de la vuelta al trabajo "no es nada positivo empezar con el mismo nivel de exigencia que tenemos durante la temporada laboral. Es recomendable, si se puede, dedicar los primeros días a mirar mails y hacer pequeñas gestiones para ir cogiendo el ritmo".
Eso sí, no todo el mundo encaja de la misma forma esta depresión postvacacional: "Depende de cada persona. Hay gente que tiene mucha facilidad para volver a adaptarse a su rutina, aunque las sensaciones de estrés y desencanto o frustración suelen estar presentes", aclara Cortés.