Desde tiempos antiguos, la búsqueda del equilibrio ha sido un tema central en la filosofía, remontándonos a los griegos, quienes hablaban del exceso y la importancia de la armonía en todas las cosas. Sin embargo, en la sociedad actual, esta búsqueda ha tomado un giro diferente. El perfeccionismo ha arraigado en muchas personas, generando un debate sobre sus efectos tanto a nivel individual como social.
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Este ideal de perfección y complacencia puede tener un costo significativo. "Cuando una cosa te molesta, haz el favor de que no te moleste", así comienza Guix, introduciendo el concepto central de su libro "El problema de ser demasiado bueno" (Arpa Editores).
Aquellos que buscan hacer todo perfectamente pueden descuidar su propio bienestar o convertirse en una carga para los demás debido a sus estándares imposiblemente altos. "Ser bueno no hace que te amen más, sino que te usen más", afirma Guix. Por eso, aquellos que buscan la perfección pueden encontrarse siendo explotados o despreciados.
Argumenta que, si bien la bondad es admirada en la sociedad, hay un punto en el que puede ser perjudicial para el individuo. Guix explora cómo el perfeccionismo puede ser un subproducto de esta excesiva bondad, por la exigencia de hacerlo todo bien.
El autor también analiza cómo la cultura y las experiencias de vida influyen en la tendencia hacia la bondad excesiva. La generación de entre 35 y 60 años, por ejemplo, ha experimentado presiones específicas que han moldeado su relación con la perfección y la obediencia. Crecieron bajo la amenaza de la dictadura, lo que inculcó un sentido profundo de obediencia y deber. Sin embargo, la cultura actual muestra una tendencia diferente, donde la juventud desafía las normas y la autoridad, rebelándose contra lo establecido.
El perfeccionismo tiene ramificaciones profundas en la sociedad moderna. Aunque puede surgir de una búsqueda noble de excelencia, también puede llevar al descuido personal y a relaciones disfuncionales. Es importante reconocer estos matices y buscar un equilibrio saludable entre la búsqueda de la perfección y el cuidado de uno mismo y de los demás.
En este sentido, Guix ofrece esperanza al destacar la importancia de la autoconciencia y la capacidad de cambio. "Estamos atrapados dentro de una estructura caracterológica", dice, pero señala que esta estructura no es inmutable. A través de la consulta y la intervención profesional, el autor sugiere que es posible romper los patrones de comportamiento arraigados y encontrar un equilibrio saludable entre la bondad y el autodescubrimiento.