Su fotografía, distribuida en 2011 por Interpol, seguía en la base de datos de desaparecidos, lo que ha permitido a la Policía española dar con el paradero de su familia.
Hoy, la Jefatura Superior de Policía de Madrid ha informado de la aparición de este joven, cuya presencia en Torrejón de Ardoz llamó la atención de los agentes, que nunca le habían visto por la zona.
De momento, no se sabe dónde ha estado todos estos años, porque no ha hablado y solo se comunica por gestos y por escrito, aunque con frases incoherentes.
No obstante, los policías no desistieron en su empeño y tras indagar en asociaciones como SOS Desaparecidos y en Interpol, lograron identificarle y comunicarse con su madre.
A ella le enviaron una foto actual de su hijo, al que reconoció solo por una cicatriz en la muñeca derecha, ya que está bastante cambiado.
Su madre se está trasladando desde Sicilia a Madrid para reencontrarse con el chico, que ha sido ingresado en un hospital para su valoración.
Cuando desapareció, Marcello Volpe tenía 20 años, medía 1,75 metros y tenía el pelo castaño, según la descripción de los carteles en los que se pedía la colaboración ciudadana para encontrarle.
Los medios de comunicación italianos han seguido informando sobre este caso y en septiembre del pasado año, por ejemplo, daban cuenta de que se le había visto en la ciudad de Forlí, en la región italiana Emilia-Romaña, a 80 kilómetros de Bolonia. Finalmente no pudo comprobarse su presencia allí.
Un año antes, en septiembre de 2015, la familia de Marcello volvió a sentirse esperanzada cuando se comunicó que había sido visto en la zona universitaria de Trento.
Ninguna de las búsquedas por los lugares en los que en estos cinco años alguien ha dicho haberle visto resultó exitosa.
Habrá que esperar a que él pueda o quiera contarlo para saber dónde ha estado todos estos años.