150 militares trabajan como rastreadores en la Comunidad de Madrid. Cada día, entre todos, realizan unas 2.500 llamadas para localizar a los contactos de los positivos en COVID. Este trabajo no corresponde en principio al ejército pero ante el estado de la pandemia todos se presentan voluntarios.
En Madrid, una de las bases militares en las que trabaja una unidad de rastreadores es la de El Goloso, también conocida como la "Brigada Guadarrama XII". Aquí, un grupo de 30 militares repartidos en dos turnos se dedican a llamar a los positivos en covid y a localizar a sus contactos. Rastrean desde una sala que antes servía para impartir cursos y que ahora se ha reconvertido en una especie de centralita. 15 cubículos protegidos por mamparas, cada uno con un teléfono y un ordenador.
La mayoría de las llamadas son exitosas y la mayoría de la gente colabora pero no siempre es así. Cuando una persona rastreada no quiere dar información sobre sus contactos, por la razón que sea, se comunica la alerta a la dirección general de Salud pública de la Comunidad de Madrid.
Rastrear no forma parte del trabajo del Ejército pero saben que la situación lo requiere. Dicen que cualquier ayuda es poca para aplacar la pandemia y que esta tarea alivia la saturación, liberando así al personal sanitario. La mayor prueba de su voluntad de ayudar es, precisamente, que todos son voluntarios.