El castillo de Manzanares El Real dice adiós al público tras volver a manos de sus dueños. O por lo menos de manera temporal. El monumento del siglo XV, símbolo de Madrid por albergar en 1983 la firma del Estatuto de Autonomía, pertenece desde el pasado 5 de enero a su anterior propietaria, la escritora Almudena de Arteaga y del Alcázar, duquesa del Infantado, que deberá cerrar las instalaciones al público porque no disponer de licencia al vencer el contrato de arrendamiento que, desde hace 60 años, mantenía con la Comunidad de Madrid.
El castillo, construido en 1475 por orden de Diego Hurtado de Mendoza y Figueroa, primer duque del Infantado, es una joya arquitectónica diseñada por el arquitecto de los Reyes Católicos, Juan Guas. Originalmente concebido como una residencia palaciega y una fortaleza militar, reflejando la transición entre el gótico tardío y el renacimiento español, combinando elementos defensivos con detalles decorativos que lo convierten en una obra maestra de la arquitectura de la época.
Durante siglos, fue testigo de importantes eventos históricos y está estrechamente vinculado al linaje de los Mendoza, una de las familias más influyentes de la nobleza castellana. Hoy en día, su estructura incluye almenas, torres y un patio de armas que evocan la grandeza del pasado. Declarado Bien de Interés Cultural (BIC), ha sido gestionado por el Estado y la Comunidad de Madrid desde 1965, período en el que se llevaron a cabo importantes obras de conservación y reconstrucción.
Futuro incierto
Ahora este emblemático castillo se enfrenta a un futuro incierto. El cierre del castillo al público responde a la falta de licencias que permitan su apertura como espacio turístico. La calificación del terreno como rústico, así como la ausencia de una licencia urbanística específica, han dificultado la continuidad de las actividades que se venían desarrollando en el inmueble.
Según el abogado de la familia, la situación podría resolverse con voluntad política y asegura que existen vías legales que permitirían una rápida reapertura de la fortaleza, por lo que sería fundamental agilizar los trámites necesarios para que este bien patrimonial vuelva a ser un espacio de encuentro y disfrute para todos.