Es un nuevo protocolo que funciona en los centros públicos de salud para proteger a los menores, mejorando la detección temprana de casos de maltrato infantil, entre ellos el acoso escolar. Es lo que le pasó a Lucía, tiene 14 años y cuando entró en el instituto empezó a compararse con otras compañeras, amigas, chicas en redes sociales y "vi que no era igual que ellas" explica "no tenía el mismo cuerpo que ellas y me sentía fatal porque quería ser como ellas". Ahí Lucía empezó a sentirse mal con ella misma, pero todo empeoró cuando sus amigos empezaron a dejarla de lado y tratarla mal. "Mi mejor amiga de siempre empezó a irse con otra gente, empezó a dejarme de lado y hubo un momento en el que me sentía mal". Lucía empezó a sentirse sola, el resto de amigos también dejaron de ir con ella, a hablarle mal, la echaron del grupo porque, le dijeron "que les daba vergüenza las cosas que hacía y no les gustaba como era" Lucía empezó a sentirse mal, tenía ansiedad y sólo pensaba "mis amigos me han dejado de lado, no me van bien los exámenes. Terminé haciendo algo de lo que arrepentí bastante. Cortarme". Pero fue valiente y después de cortarse decidió hablar con la orientadora del instituto que la ayudó en todo momento y le instó a contárselo a sus padres
"Nos sentimos en todo momento apoyados por el instituto y el sistema sanitario"
La madre, Patricia, explica que recibió la noticia con muchísima preocupación. "Ha sido duro, ha sido una situación muy complicada" explica emocionada, cuando se enteraron de lo que estaba pasando, de "cómo se sentía Lucía realmente y de que había llegado a hacerse cortes para liberar ansiedad su preocupación fue enorme". Sí subraya que desde el principio se sintieron apoyados por todos, desde el instituto al centro de salud y el sistema sanitario.
A los padres les avisó la orientadora del instituto que les recomendó ir al pediatra para que les guiase. A partir de ahí, explica, la pediatra les derivó al trabajador social de su centro de salud y a psiquiatría, que les siguen ayudando y acompañando porque, reconoce, aún queda mucho camino. "En el instituto están todos muy pendientes, de vez en cuando hablan con ella y sigue yendo al psiquiatra una vez al mes, a la psicóloga una vez cada dos semanas y el trabajador social una vez al mes". Lucía también está contenta de cómo están llevando la situación, se siente bien, "porque tengo gente que está pendiente de mi, me siento cómoda hablando con ellos"
"Cuando llega un caso así lo primero que hay que hacer es escuchar. Escuchar y abrazar"
Lucía llegó derivada de pediatría, explica Miguel Ángel Alfaro, trabajador social, con una sensación que define como dura "Los padres llegaron con una sensación de susto ante todo lo que estaba pasando e intentamos hacer una labor de contención y reforzar los vínculos" Con Lucía lo primero que hizo fue escucharla "escuchar y abrazar" explica "es una persona de 14 años que se ha desmoronado todo su entorno, con la importancia que tiene a esa edad el círculo de amigos". Además es prioritario ayudarla a reforzar su autoestima, hacerle ver que no está sola y empezar a "reconstruir una situación muy dura" .
Alfaro es optimista, cree que Lucía está bastante mejor, "hemos trabajado bien", dice " y aunque queda camino está mucho mejor"
Protocolo de la Comunidad de Madrid en los centros de salud
El procedimiento ha sido elaborado por un grupo de profesionales de distintas categorías de Atención Primaria y Hospitalaria, partiendo de las necesidades que se plantean en las consultas. Incluye un documento, para toda la red del primer nivel asistencial de la sanidad pública madrileña, con indicadores actualizados que permiten notificar oficialmente la sospecha de que un paciente pediátrico sufre alguna de las siguientes situaciones: violencia física, emocional, sexual o a través de las redes sociales; negligencia en los cuidados; abuso de nuevas tecnologías; sumisión química; mutilación genital femenina; trata y explotación sexual, o pertenencia a bandas delictivas.