El reciente anuncio sobre la recomendación de disponer de un kit de emergencia ha generado reacciones diversas en la sociedad. Desde la Sociología, se plantea la necesidad de analizar si este tipo de mensajes responden a una amenaza real o si están influenciados por la coyuntura política y el contexto bélico actual. La percepción del riesgo juega un papel fundamental en la forma en que la población asimila este tipo de advertencias.
Javier Ortega, profesor de Sociología y doctor en Antropología, destaca que la sociedad necesita tiempo para procesar este tipo de noticias y advierte que no deben considerarse anecdóticas. La incertidumbre global y la volatilidad política pueden hacer que las alertas oficiales generen inquietud, pero también es importante discernir entre una reacción basada en el miedo y una preparación racional.
El sociólogo Ulrich Beck ya hablaba de la “sociedad del riesgo”, un modelo en el que vivimos en un estado de alerta permanente ante posibles crisis, ya sean económicas, sanitarias o medioambientales. La pandemia de COVID-19 es un claro ejemplo de cómo la percepción del riesgo puede generar escenarios de alarma continua, afectando el comportamiento social. En ese sentido, la recomendación de un kit de emergencia puede interpretarse tanto como una medida preventiva razonable como un reflejo de una sociedad cada vez más predispuesta a la incertidumbre.
Desde la Sociología, se reconoce que es fácil generar escenarios apocalípticos cuando se enfatiza el peligro sin ofrecer suficiente contexto. Por ello, es fundamental abordar estas recomendaciones con equilibrio: sin caer en el alarmismo, pero sin ignorar la importancia de estar preparados. En última instancia, la clave está en la gestión de la información y en la capacidad de la ciudadanía para evaluar estos mensajes desde una perspectiva crítica y racional.