En Más de Uno Alicante, hoy hemos viajado en el tiempo, a aquellos días de pupitres de madera, cuadernos llenos de garabatos y profesores que, sin saberlo, cambiaban vidas. Lo hemos hecho de la mano de Miguel Noguera y de su maestro Enrique Vidal, un referente en la educación alicantina, pero también un hombre con una trayectoria apasionante: fundador del Hércules femenino, promotor de teatro y, sobre todo, un docente que supo ver en cada alumno un futuro por descubrir.
La charla se ha teñido de nostalgia y gratitud. Porque Enrique Vidal no solo enseñó a Miguel Noguera el amor por las artes escénicas, sino que le regaló algo aún más valioso: la confianza en sí mismo. En esos años inciertos de la adolescencia, cuando la timidez pesa y las inseguridades acechan, su maestro le tendió la mano y le enseñó a creer en su talento, en su voz, en su historia.
Vidal recuerda con emoción aquella época en la que los maestros eran figuras admiradas y respetadas, cuando la vocación docente iba de la mano de la autoridad moral. “Era un tiempo en el que los alumnos escuchaban con los ojos encendidos y los padres confiaban en nuestra labor”, nos dice con cierto pesar. Hoy, lamenta que la relación entre familias y profesores se haya deteriorado en muchos casos, perdiéndose ese vínculo de confianza que antaño permitía educar con el apoyo de todos.
Pero más allá de los cambios en la educación, lo que permanece intacto es el impacto de un buen maestro. Porque, al final, siempre recordamos a aquel profesor que nos hizo sentir especiales, que vio en nosotros algo que ni siquiera sabíamos que teníamos. Para Miguel Noguera, ese fue Enrique Vidal. Y para muchos otros alicantinos, su legado sigue vivo en cada enseñanza, en cada escenario, en cada vida que tocó con su vocación.