Lola Brau tiene una posición social elevada y un dilatado matrimonio que va haciendo aguas. Siempre se sintió una mujer segura de sí misma, de mano férrea, lo que la ha llevado a labrarse con el paso de los años una carrera profesional impecable, convirtiéndose en una fiscal de prestigio y respetada por sus compañeros.
Una noche recibe una llamada que cambiará el curso de su vida. David Burgos, su marido, despierta en una casa ajena. Junto a él se encuentra el cuerpo sin vida de una mujer cubierto de sangre. Todos los indicios apuntan a que el esposo de la fiscal es el asesino. La investigación se da por cerrada.