El concejal de Cultura de Alicante, Antonio Manresa y la conservadora de las Colecciones del MACA, Rosa María Castells han participado activamente en la inauguración de la exposición ‘Juana Francés. Antología intima’ (1957-1985) que ha sido trasladada desde el Museo de Arte Contemporáneo hasta Málaga donde se podrá visitar hasta el 19 de junio.
De esta manera, el Museo Carmen Thyssen Málaga reivindica la importancia de Juana Francés con una antología íntima de esta pintora alicantina, una de las artistas españolas más sobresalientes de la segunda mitad del siglo XX, pionera de la abstracción y única mujer miembro y fundadora del grupo El Paso.
La exposición ‘Juana Francés. Antología íntima (1957-1985)’, organizada gracias a la colaboración del Museo de Arte Contemporáneo de Alicante (MACA) y el Ayuntamiento de Alicante, está patrocinada por el Ayuntamiento de Estepona y puede verse en la Sala Noble hasta el 19 de junio.
El edil de Cultura se ha felicitado porque “este prestigioso museo nos pida parte de la obra de Juana Francés y un recorrido de parte de su trayectoria donde pasamos de la cómo los colores oscuros se transforman al final de sus días en colores llamativos, en colores claros y llenos de luz. Muestra una línea vital de las sombras a la luz, con una lucha constante en su vida, siendo una mujer de vanguardia, en un mundo casi masculino, abriéndose paso. Estamos muy contentos de que la obra de Juana Francés se lleve al Thyssen de Málaga”.
Con este proyecto, el Museo Carmen Thyssen Málaga persigue visibilizar la obra de esta artista, adelantada a su tiempo, de incuestionable originalidad, calidad e importancia, pero poco conocida por el gran público y escasamente valorada en el mundo del arte. Con un comisariado íntegramente femenino, a cargo de la conservadora del MACA, Rosa María Castells y la directora artística del Museo Carmen Thyssen Málaga, Lourdes Moreno, la muestra reta al visitante a enfrentarse físicamente en una misma sala a los distintos momentos del recorrido vital de la artista para descubrir su mundo interior, espontáneo y directo que reflejan sus obras.
La naturaleza íntima de esta muestra va en consonancia con la personalidad de Francés, una autora reservada y focalizada en su obra, con un marcado carácter individual a lo largo de su dilatada carrera.
Juana Francés (Alicante, 1924-Madrid, 1990) fue una incansable investigadora plástica, cuya obra transitó entre el informalismo y la figuración, lo matérico y lo lírico, los tonos oscuros y el colorido más vibrante. Esta antología íntima, compuesta por catorce piezas de enorme potencia visual y emocional que se exponen de forma inédita en Andalucía, condensa en una única sala las creaciones más originales dentro de la extensa y valiosa producción artística de casi cuatro décadas que la artista legó a su muerte al Museo de Arte Contemporáneo de Alicante (MACA).
Antonio Manresa ha resaltado que “a través de esta muestra encontramos en la trayectoria de la alicantina una evolución significativa de su obra, que nos deja ver el tránsito de lo oscuro y severo, en su juventud, a lo sensual y colorido, en su madurez”.
Un recorrido vital por su arte elemental
En la obra de Juana Francés late un arte elemental, innovador en el uso de materias inusuales, orgánicas o encontradas como arena o tierra. Tras un preludio figurativo en sus años de formación, en su etapa inicial, entre los años 1956 y 1963, nos adentramos en su producción de informalismo matérico en la que encontramos obras de tonos ocres, negros y blancos, ritmos frenéticos y texturas y relieves.
En el año 1957 se integra brevemente en el grupo El Paso junto a Antonio Saura, Manolo Millares, Luis Feito, Rafael Canogar, Manuel Rivera, Antonio Suárez y su compañero Pablo Serrano. Se convierte así en pionera de una plástica revolucionaria, en la que se presenta una obra libre, abierta hacia la experimentación e investigación, en línea de la vanguardia internacional del momento. Es en esta época, especialmente, donde reside la importancia de la autora como una artista de personalidad y valor propio.
En el período más largo de su trayectoria, de 1963 a 1979, Juana Francés imagina un universo de figuras aisladas, seres deformes, compuestos por materiales y objetos reciclados y ensamblados de desechos tecnológicos con los que la pintora realiza una metáfora de la conversión del hombre en máquina y una crítica feroz de su pérdida de identidad personal, arrollado por las mismas fuerzas que él ha creado. Un momento en el que la pintora ahonda en el concepto de “obra ensamblada”, algo en lo que también fue pionera en España.
Frente al carácter monocromático de su producción inicial, en la última década de su vida Juana Francés regresó a la abstracción, pero de una forma colorista y lírica. En la última parte de la exposición, que abarca de 1980 a 1990, toman protagonismo el movimiento de los cometas en el aire y la vibración de la luz reflejada en los fondos submarinos. Éste fue un período de calma interior, de estabilidad, solo dramáticamente interrumpida por el fallecimiento de Pablo Serrano en 1985, que provocó una vuelta a los tonos oscuros y la intensidad expresiva de su época informalista. Frente a la carga matérica anterior, aquí destaca la ligereza con el uso del gouache y el papel.
“Abanderada de la vanguardia más rompedora en los años cincuenta y mujer protagonista en un entorno artístico eminentemente masculino, Juana Francés fue, ante todo, lo que sus lienzos revelan: una fuerza creadora capaz de atrapar y transmitir las emociones más intensas”, explica la directora artística de Thyssen Málaga y comisaria de la muestra, Lourdes Moreno, que recuerda que la autora se enmarca en la etapa de la autarquía franquista, “en absoluto propicia a la vanguardia ni mucho menos al desarrollo de la mujer como artista”.