Según ha informado la Guardia Civil de Alicante, la Central de Tráfico recibió una llamada "más que preocupante" del gerente de una empresa con sede en Ribarroja (Valencia) había constatado que uno de sus vehículos, con una carga de 40.000 kilos estaba fuera del lugar de entrega. Dicha entrega se tenía que haber hecho en Lorcha, pero la conversación mantenida con el conductor había sido muy extraña.
Ante la posibilidad de que el conductor hubiera sufrido un contratiempo o haber sido víctima de algún tipo de delito, dos motoristas del Destacamento de la Guardia Civil de Alcoy se desplazaron hasta el lugar indicado por el GPS del vehículo articulado para, en caso de que fuera necesario, auxiliarlo.
Tras localizarlo, a la altura del kilómetro 470 de la carretera A7, a su paso por el municipio de Castalla, la patrulla observó ciertos indicios de que el chófer pudiera estar conduciendo ese vehículo en "condiciones poco óptimas".
Una vez se detuvo el vehículo en un área de descanso cercana y ante los claros síntomas que presentaba el conductor de haber ingerido bebidas alcohólicas, se procedió a realizarle la prueba de determinación del grado de impregnación alcohólica. Arrojó un resultado por encima de 0,80 miligramos por litro de aire espirado, lo que significaba que quintuplicaba la tasa máxima permitida para conductores profesionales.
La rápida actuación de los motoristas de la Agrupación de Tráfico de la Guardia Civil en el lugar de los hechos, así como la detención del conductor, fueron determinantes para evitar lo que podría haber sido un fatal desenlace, ha destacado la Benemérita en la nota de prensa.
La Guardia Civil ha recordado que la conducción de un vehículo a motor bajo la influencia de bebidas alcohólicas y sustancias estupefacientes, es un delito recogido en el artículo 380 del vigente Código Penal, al que le correspondería una pena de prisión de seis meses a dos años, así como una privación del derecho a conducir de uno hasta seis años.
