La Guardia Civil investiga a tres personas y una empresa dedicada al engorde, comercialización, exportación y venta de productos pesqueros, por presuntas irregularidades en la determinación del origen y fecha de caducidad de sus productos, los cual puede constituir un riesgo para los consumidores.
Los agentes se han incautado de casi doce toneladas de doradas y lubinas frescas que iban a ser distribuidos al instante por distintos supermercados, tras comprobar el color de agallas u ojos no era el que correspondía con la frescura que se destacaba en la etiqueta.
Los presuntos autores de este fraude alimentario han sido acusados de un delito contra la salud pública, otro de falsedad documental y un último delito contra el mercado y los consumidores.