OPINIÓN

Mentiras para tontos y para tantos

Con el profesor y escritor Javier Arias Artacho

ondacero.es

La Ribera | 09.09.2024 13:58

Queridos amigos, me irrita sobremanera las mentiras, pero aún más cuando van cargadas de estupidez y son asumidas por unos cuantos que no dejan de repetirlas por insensatez, fanatismo o interés. Y encima, si les das un micrófono, esparcen su fake sin pudor, porque cuentan con que hay más cándidos de los que debiera.

Pues ahí tienen al jugador del Real Madrid Vinicius, siempre de lío en lío, pavoneándose en la cara de sus contrincantes, desafiando a las gradas y buscando el conflicto como forma de vida. ¿Es que sus adeptos no se dan cuenta de que no es una campaña racista contra un tío que es un privilegiado? ¿Es que no se dan cuenta de que sus compañeros con su mismo color de piel no tienen problemas con las gradas? Armó la de San Quintín porque lo llamaron mono, pero ¿qué deberían hacer todos los árbitros de este país cuando se les gritan mentando a sus santas madres y no de forma amable? Por supuesto no estoy de acuerdo con ninguna agresión, que a la masa se le calienta la boca de una manera lamentable, pero lo hacen por maleducados, no por racistas, y si le gritan cabezón, mono o caraculo es porque el adjetivo imbécil no lo sienten acorde para la grada.

El amigo brasileño las ha tenido con todos y por todo el mundo, pero ahí lo tienen con medio país acariciando su imagen como si fuera un dios de oro. El Real Madrid y este país ha transformado la vida de un chico que salió de las favelas brasileñas para convertirlo en uno de los jugadores mejor pagados de Europa. Es por eso que no dudó en declarar a la CNN que España es un país racista y que no debería albergar un Mundial de fútbol. ¿Qué quieren que les diga, amigos? Todavía hay por ahí tontos útiles que le tiran un capote, como siempre, pero quien siembra vientos, cosecha tempestades.

¿Y el amigo Maduro? ¿Qué del dictadorzuelo venezolano que tiene a sus fanáticos aplaudiendo sus bravuconadas? La última fue la bomba, porque por decreto declaró que, en Venezuela, el tiempo de Navidad comenzará el 1 de diciembre. Y ahí lo tenemos montado sobre su poder con el aplauso de los tontos y el silencio de los fanáticos. Me pregunto qué sucedería si Maduro fuera un presidente de derechas y hubiese hecho una ínfima parte de lo que ha hecho él. El fraude electoral de Venezuela es tan evidente, que hasta sus más íntimos latinoamericanos como el chileno Boric y el amigo Lula da Silva lo instaron a mostrar unas actas electorales que nunca van a ver a través de Maduro. Pero siempre están los que compran las mentiras y los que se benefician de ellas, a veces en silencio, como uno de sus principales valedores, el expresidente don José Luis Rodríguez Zapatero.

Todavía estoy esperando que nuestro presidente, sabiendo del peso que España tiene en Latinoamérica, diga algo sobre el golpe de estado en Venezuela. Quizás, si fuera Palestina otro gallo cantaría, pero aquel jardín de populismo, demagogia y antifascismo era uno de sus paraísos. Con el presidente argentino Javier Milei sí tuvo para entretenerse durante semanas, pero Nicolás Maduro es otra cosa. El amigo Maduro parece ser de los suyos y, en esta ocasión, es nuestro mismísimo presidente, un profesional de las mentiras, quien se dedica a… comprarlas.

www.javierariasartacho.es

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