Hoy, 10 días después de la toma de posesión de Donald Trump, En Psicología de hablar por casa hablaremos de política y más concretamente con un tema que puede ser, sin duda, polémico: La ideología política y cómo ésta se relaciona con nuestras emociones.
Buenas tardes Luís y tranquilo… no te voy a preguntar por tu ideología política (aunque sé que la tienes porque TODOS la tenemos) pero lo que vamos a hacer hoy es descubrir qué nos predispone a acercarnos más a una ideología política u otra y quiero anticiparte (sin desanimarte) que este tema necesita mucho más de 10 minutos. Yo voy a intentar hacer todo lo posible por ofrecer a la audiencia algunas ideas pero asumo que a la 1PM vamos a seguir teniendo muchas dudas.
Bueno Edgar, si tenemos muchas cosas de las que hablar, vamos a ir directos al tema: ¿De qué depende ser de derechas o de izquierdas?
Ser de derechas o de izquierdas depende de muchas cosas pero a mi me gustaría resaltar, para no perdernos, 3 factores que, desde mi punto de costa son fundamentales e igualmente importantes.
El primer aspecto, lo podemos llamar Aprendizaje. Es decir, la ideología es algo que, en gran medida, se aprende y de dónde se aprende: de los padres, de los medios de comunicación, de la escuela o de cualquier otro lugar en el que nosotros encontremos un modelo que nos haya servido de referente. Así, por ejemplo, hay muchas personas que son de izquierdas (o de derechas) por simple tradición familiar. Seguro que tú Luis conoces a mucha gente que tiene esa tradición familiar de votar a un partido o a un espectro político (aunque aquí, como siempre, pueden haber excepciones). Por ejemplo, el portavoz del grupo Popular del ayuntamiento de Castellón de la Plana es hijo de Francisco Toledo que es un muy reputado miembro del partido socialista en Castellón pero, como digo esto suele ser una excepción.
El segundo aspecto fundamental a la hora de formar nuestra ideología política es el Contexto socioeconómico. Es decir, hoy en día, podemos afirmar que todavía las personas con mayores recursos económicos se suelen inclinar estadísticamente más por una ideología de derechas y esto tiene cierta lógica si atendemos a lo que estos partidos llevan en sus programas (y que no siempre cumplen como sabemos). Hablamos de impuestos, apoyo a empresas, etc. No obstante, este efecto es estadísticamente significativo en el vector de la derecha y no el de la izquierda. Es decir, la gente con más recursos económicos suele ser de derechas pero la gente con menos recursos no es necesariamente de izquierdas. Digamos que el efecto es solamente significativo en un sentido (en estadística llamamos a esto correlación monolateral o causalidad implícita). Esto explicaría por ejemplo, por qué gente que tiene, digamos, pocos recursos vota a Vox cuando es algo que parece incongruente (algo parecido lo hemos visto con el apoyo a Donald Trump en Estados Unidos aunque hablar de derecha e izquierda en los Estados Unidos es complicado).
Y, en tercer lugar, un aspecto que está tomando más fuerza últimamente en nuestra sociedad a la hora de identificarse con una ideología es la Identificación con grupos sociales. Las personas pueden identificarse con movimientos sociales, sindicatos, colectivos feministas, ecologistas, etc., que suelen estar más alineados con la izquierda, o con grupos empresariales, religiosos o nacionalistas, que suelen estar más asociados a la derecha. Esto tuvo un antes y un después con el 15M y la irrupción de Podemos y, aunque todo aquello parece que se está desinflando un poco, hay que reconocer que, por norma general, existen colectivos que tradicionalmente (y por sus propias características e intereses) van a votar a izquierda o derecha únicamente por el hecho de pertenecer a ese colectivo. Estoy seguro que cuando yo digo por ejemplo: actores, lo normal es pensar en una ideología y si en cambio digo policías o militares tendemos a pensar en otra ideología distinta sin tener en cuenta a los individuos sino solo al grupo al que pertenecen.
Muy bien pero… todo esto… ¿Qué tiene que ver con nuestra psicología de andar por casa?
Pues mucho porque hoy voy a comentar los resultados de un estudio que ha probado empíricamente que las emociones que sentimos están relacionadas con nuestra ideología política y este estudio está realizado por un investigador que, la verdad es que no es muy conocido ni famoso pero que tú conoces muy bien. ¿Te haces alguna idea de quién puede ser?
Se trata de un estudio realizado por mí que está a punto de ser publicado en una revista de investigación y que puso a prueba la existencia de una relación estadísticamente significativa entre el grado de bienestar experimentado por una muestra de sujetos y su ideología política. Y ahora me gustaría jugar un poco contigo. ¿Te parece?
ok. Te voy a explicar cómo se realizó el estudio y te pediré que intentes hacer predicciones sobre sus resultados.
El procedimiento que se usó fue el siguiente: en un primer paso, se pidió a los sujetos que cumplimentaran lo que en investigación llamamos datos demográficos (edad, estudios realizados y lugar de residencia, etc.) y, por otro lado, su ideología política (dentro de un continuo izquierda-derecha tal y como hace por ejemplo, el CIS).
A partir de ahí, se les contactó por correo electrónico para participar en la segunda fase del estudio que suponía instalar una aplicación en su teléfono móvil que lanzaba alertas durante el día para que auto-evaluasen cómo se sentían. Es decir, una vez teníamos sus datos en cuanto a la ideología política se les registró sus emociones durante 10 días preguntando de forma aleatoria en 4 momentos del día y los sujetos debían informar el tipo de emoción que sentían. Si era positiva o negativa, si estaban enfadados, tristes, felices, aburridos, ilusionados, etc.
Y te estarás preguntando: ¿Cuál era el objetivo del estudio?
Pues la verdad es que sí. ¿Qué es lo que esperabas encontrar? ¿Cuál era la hipótesis?
Nuestra hipótesis fue que existe una relación entre el tipo de emociones que sentimos y nuestra ideología política. Es decir, que las personas que se ubican en la derecha o en la izquierda sienten emociones, vamos a decir, más negativas o positivas. Y ahora viene mi pregunta: ¿Cuál crees que fue el resultado? ¿Qué personas sintieron más emociones positivas? ¿Los de derechas o los de izquierdas?
Los resultados fueron los siguientes: Como se hipotetizaba, existe una relación estadísticamente significativa entre el bienestar registrado por los usuarios y su ideología política. Más concretamente, a mayor bienestar, más tienden los individuos a situarse en la izquierda del espectro ideológico. En otras palabras, aquellos sujetos que tienden a sentirse mejor y experimentar emociones más positivas durante su vida son también los que se tienden más a situarse a la izquierda del espectro ideológico, y esto independientemente de su edad, nivel de estudios, sexo o lugar de residencia, por ejemplo. Es decir, en general, según nuestros datos, los sujetos de izquierdas experimentan durante el día más emociones afectivamente positivas. ¿Qué te parece Luís?
Vaya! ¡Ser de izquierdas te hace estar más feliz! La verdad es que es sorprendente pero, ¿para qué puede servir saber esto?
Bueno, no es exactamente ser de izquierdas lo que te hace ser más feliz. Más bien es, en la otra dirección, digamos que estadísticamente, las personas que en su vida experimentan emociones más positivas tienen mayor tendencia a identificarse con la izquierda. Y tiene sentido. Pensemos por ejemplo en los discursos políticos de los líderes de la derecha y la izquierda actual en nuestro país y veremos cómo, independientemente del contenido, el tono emocional de la izquierda y la derecha es muy distinto, la derecha es más bronca, más dura, etc. y la izquierda, en general suele ser menos (independientemente de si están en el gobierno y lo oposición). Yo animaría a nuestros oyentes a que se fijen en esto cuando vean a nuestros políticos en acción.
Y respecto a para qué puede servir este estudio, yo resaltaría sobre todo la utilidad que esta información puede tener a la hora de diseñar las campañas electorales y hacer estimaciones de voto o participación electoral. Creo que teniendo en cuenta la poca capacidad predictiva que las encuestas tienen en los procesos electorales, tener en cuenta las emociones de los votantes potenciales puede ayudar a predecir con mayor certeza la conducta electoral en general y específicamente el voto.
Como siempre, ¿Algún mensaje? resumen final?
Creo que es importante no caer en el error de que “los árboles nos impidan ver el bosque”. No nos podemos quedar con el titular de este estudio; es decir, con la idea de que los votantes de derechas se enfadan más que los de izquierdas, sino que debemos ver más allá. La experiencia nos está enseñando que predecir la conducta electoral es cada vez más complicado. Que las encuestas fallan mucho y que el votante es cada vez más volátil por lo que esta investigación arroja cierta “luz” sobre cómo las emociones pueden estar detrás de algunas causas y predisposiciones para votar a un partido u otro en un entorno político que es cada vez más cambiante.
Yo creo que es importante que la audiencia se quede con esa idea como reflexión final.