A pesar de las promesas lanzadas al sector agrario antes de las elecciones, la nueva Comisión Europea presidida por Ursula Von der Leyen empieza su legislatura con las mismas directrices que benefician a las importaciones de países terceros a costa de la competitividad de los agricultores y la seguridad alimentaria de los consumidores europeos. Así, la Asociación Valenciana de Agricultores (AVA-ASAJA) denuncia la publicación de un borrador de reglamento comunitario que propone suprimir los controles del 100% a la entrada en la UE de productos ecológicos y en conversión de alto riesgo.
La organización agraria insta a las instituciones europeas a rechazar contundentemente esta propuesta de la Comisión que recrudece aún más la competencia desleal de las importaciones foráneas con el agravante de que se trata de alimentación ecológica con antecedentes de incumplimientos graves, críticos o repetitivos que afectan a la integridad de la producción.
“Hipocresía en estado puro”
La Comisión sugiere modificar el Reglamento Delegado (UE) 2021/1698 y el Reglamento Delegado (UE) 2021/2306 en lo que respecta a la importación en la Unión de productos ecológicos y en conversión de alto riesgo. En concreto, “propone suprimir el requisito relativo a los controles de identidad y físicos y el muestreo del 100% de las partidas de productos de alto riesgo, así como introducir cierta flexibilidad en lo que respecta al porcentaje de partidas de productos de alto riesgo que deben someterse a controles físicos y muestreo”.
Según consta en la exposición de motivos, Bruselas alega que rebajar las inspecciones por debajo del 100% “no afecta a la eficacia de los controles”, “evitaría incrementos indebidos de los costes”, “evitaría también el aumento de los precios finales de los productos ecológicos en la Unión” y “evitaría una reducción indebida del volumen y el valor del comercio entre los terceros países de origen de los productos de alto riesgo y la Unión”.
El presidente de AVA-ASAJA, Cristóbal Aguado, subraya “la hipocresía en estado puro de la Comisión Europea. Mientras a los agricultores y ganaderos europeos nos inundan con más y más exigencias, trabas burocráticas y limitaciones en nombre de la sostenibilidad medioambiental y la seguridad alimentaria, a las importaciones procedentes de países terceros les dejan entrar con productos fitosanitarios que aquí están prohibidos por su impacto sobre el medioambiente, les quitan controles para abaratar sus costes de producción, les facilitan la entrada de nuevas plagas y enfermedades y les ponen la alfombra roja para inundar nuestros mercados. Si de verdad a la Comisión le importara bajar los precios de los productos ecológicos, empezaría por facilitar la vida a los productores europeos. Pero el único propósito que tiene es favorecer a los productos de fuera por otros intereses comerciales, aunque ello signifique sacrificar nuestra agricultura, nuestro territorio, nuestra soberanía alimentaria y nuestra salud”.