“Me parece una gran medida que ayuda a la conciliación familiar”. “Es necesario que los empresarios sepan que no se puede explotar siempre a los mismos”. “Se trata solo de que se ajusten mejor los equipos para que la jornada laboral sea más eficaz”.
“Ahora podremos recoger a los niños en el colegio todos los días, sin tener que hacer trampas, ni pedir favores”.
Estas han sido algunas valoraciones de trabajadores que he leído, escuchado o visto en los medios de comunicación estos días a raíz del anuncio de que el Gobierno ha anunciado un acuerdo para rebajar la jornada laboral de 40 a 37,5 horas a la semana.
¡Me parece realmente cojonudo! Tanto, que propongo rebajarla aún más, hasta las 30 horas semanales… ¡Qué leches!
Solamente tengo dos preguntas. Bueno, realmente tengo muchas más, pero como los diez mandamientos, se resumen en dos.
La primera es ¿quién tendrá que asumir este aumento de sueldo encubierto? Todos tenemos claro que irá a cuenta de las empresas y que al Estado o las administraciones públicas de menor rango, ni están, ni se les espera. La segunda es ¿qué consecuencias tendrá esta medida en el tejido empresarial y laboral de Castellón? Pues también todos deberíamos tener claro, porque no todos lo tienen claro, que tendrá dos consecuencias generalizadas en una provincia que está atravesando una especial crisis de rentabilidad y de destrucción del empleo en el tejido industrial.
Una es que será mucho más complicado acceder al mercado laboral, especialmente los más jóvenes, porque las empresas, grandes y pequeñas, no quieren asumir compromisos de futuro debido a unos costes laborales que siguen subiendo sin para, además de que se irá gente a la calle por perder rentabilidad.
Sé que habrá mucha gente que discrepe conmigo, igual que sé que no tengo porque tener la razón. Pero hago simplemente una reflexión a este respecto porque la situación ha llegado a un punto en el que, al menos en la pequeña empresa, la mayoría gestionadas por autónomas y autónomos, quien contrata a una persona se ha convertido ya casi en esclavo de esta persona. ¡Si hasta se cogerá vacaciones cuando las quiera su trabajador!
Contrae tantas obligaciones blindadas que en muchísimos casos no podrá prescindir de ella incluso cuando se demuestre incapacidad o, lo que es peor, mala fe. ¿Cuántos casos conocen ustedes en el que el trabajador vive de baja en baja y tiro porque me toca? Y, oiga, simplemente la obtiene con una llamada telefónica.
Y la segunda consecuencia es que ese sobrecoste en la producción repercutirá en una subida mayor de precios, porque con muchísimas empresas que viven con márgenes muy ajustados, bajar la jornada laboral más de un 6% es reducir su rentabilidad más de un 6%... y eso que en España no estamos precisamente a la cabeza de rentabilidad ni en Europa, ni el mundo.
¡Así que a tomar vientos el control del IPC!
¡Y también a tomar por saco nuestra capacidad de exportar los productos de Castellón a un precio competitivo al extranjero y a dar una patada en el trasero a nuestra industria turística provincial, que ahora que atraviesa una época boyante, decidimos lastrarla con sobrecostes que las llevará a subir precios y perder competitividad en este mercado global, donde hasta Portugal empieza a ganarnos por la derecha… y por la izquierda!
¡Se ve que el Gobierno, no contento con la huida de Ferrovial a Holanda ante tanta incertidumbre fiscal, Repsol, un emblema en cuanto a empleo, pago de impuestos y refuerzo de la imagen de España a nivel mundial, ahora también está sopesando su huida a Portugal!
Es lo que tiene esta magnífica idea del Gobierno de que yo invito y tú pagas.
Porque tomar decisiones desde la Administración Pública, no digo que sea fácil, pero desde luego no se hace igual que desde la empresa privada.
En el Gobierno de PSOE y Sumar saben bien eso, pero porque el dinero no es suyo. Y es que, lo que es de todos, muchas veces se ve como que no es de nadie, así que no se le da el valor que habría que darle.
Así que, si no tienen capacidad para controlar el IPC, ni para subir los salarios en la misma proporción, porque saben que es imposible… ¿qué hacen? ¡Bajar la jornada laboral en la misma proporción y a freír espárragos! .
En los 30 años que llevo ya de vida laboral he vivido épocas en la que los trabajadores éramos esclavos de la empresa, igual que he visto también en las que la empresa lo era del trabajador… pero nunca había visto un desfase tan grande como ahora
De todas formas, no hagan mucho caso… que es solo mi opinión.