Pero cada regata es diferente según la embarcación que utilicemos.
En condiciones similares, gana el primero que llega.
Pero cuando los barcos que participan son muy diferentes en tamaño y en potencia… hay que establecer otras pautas. El primero que llega no es siempre el que gana la competición. Esto sucede con las regatas de crucero de tiempo compensado.
Cada barco se mide, se pesa, se valoran sus aparejos, su resistencia al viento, al mar… y finalmente se le da un certificado oficial al barco, que establece su navegación óptima en cada situación y con cada viento, su rating. Algo así como el hándicap en el golf.
Cuando se realiza la regata, se toma el tiempo invertido por cada barco y se valora en función de su rating y el de los otros barcos participantes. Unos deben dar tiempo a otros para compensar las diferencias. El primero que llega a la meta no es siempre el que gana, sino el que es capaz de optimizar mejor su navegación con arreglo a su propio rating y al de los barcos que compiten con él.