La Ruta del Té
Durante estos días se celebra una popular regata que se llama La Ruta del Té. Y no es una regata nueva, ni sencilla ni fácil.
No es nueva, porque tuvo su origen en los siglos XVIII y XIX, cuando los grandes veleros realizaban la ruta para suministrar de té a los mercados londinenses y debían recorrer medio mundo por mar, para conseguirlo.
El té, como las especias en otros puntos de Europa, era una mercancía muy cara y muy valiosa, que había que ir a buscar al otro lado del mundo.
Entonces no eran pruebas deportivas, sino comerciales. Pero los capitanes de los barcos y los propios armadores apostaban fuertes cantidades de dinero para predecir que barco sería el primero en llegar a Hong Kong y regresar de allí con tan preciada mercancía.
Porque además, el primero que entraba en puerto conseguía los mejores precios de venta del te en el mercado.
No es sencilla, porque el recorrido debe realizar, como se hacía antaño. A vela. Y aunque hayamos progresado mucho y ahora tengamos otros mecanismos de trasporte, la aventura se centra en reproducir aquellos largos viajes por los océanos.
Y no es fácil, porque, como entonces, son millas, muchas millas de distancia con puntos tan enormemente dramáticos para sortear como el cabo de Buena Esperanza.
Y allí tenemos también tripulante Español, Alex Pella, que se ha convertido ya en el hombre del millón de millas en el mar, a bordo de un trimarán espectacular, el Maserati.