Muy pocos hubieran apostado por los locales en la previa dadas las complicadísimas circunstancias en las que concurrían al partido. Y es que la línea exterior del equipo entrenado por Juan Antonio orenga llegaba en cuadro por las importantísimas bajas de jugadores dela importancia de Joan Faner, Durán y Nesbitt. De la misma forma jugadores como Xavi Rey, Djistra, Sabaté y Bilbao, por diferentes problemas físicos, llegaban entre algodones al duelo.
Todo ello ante uno de los mejores equipos de a competición como es el caso del Palencia, que comparecía como segundo clasificado y como aspirante al ascenso directo.
Los palentinos salieron dispuestos a romper el partido desde el inicio y ya en el segundo cuarto superaban los 20 puntos de ventaja (22-43) en lo que, desgraciadamente, parecía un guion tan lógico como inamovible. El partido parecía condenado a romperse, por lo que la mejor noticia al descanso era que la renta no se había disparado: 33-51. Pese a ello parecía un milagro que los locales pudiesen, si quiera, meterse en el partido.
Y ocurrió. TAU apretó las tuercas en defensa y , por primera vez, creó dudas en el ataque castellano. Además el tiro exterior comenzó a funcionar y fruto de ello un parcial que hacia entreabrir la puerta de la esperanza. Con Stutz jugando tres , el parcial del tercer cuarto acabó siendo 27-14 y con Tau a cinco puntos (65-60). Para frotarse los ojos.
Pero si espectacular fue el tercer cuarto local, lo mejor estaba por llegar . Extraordinarios en defensa, poderosos en el rebote y con una tripleta desatada en ataque como era el caso de Stutz, Alley y Alvarado (extraordinario el partido del canario) , se pusieron por delante (73-72, min. 37), para acabar por rematar a un incrédulo Palencia y ganar por 85-80 . Una extraordinaria demostración de amor propio. Un partido para enmarcar.