El verano más caluroso después del de 2003 afecta en varias materias, entre las que se encuentra la agricultura y la ganadería. Los cultivos de regadío precisan de riego asistido, lo que implica un aumento de los costes de producción de agua y electricidad. El estrés hídrico ha provocado una pérdida de la productividad de los cultivos de oliva en más de un 70%, en almendra en un 50% y una bajada considerable en la producción de cítricos, hortalizas, melón, sandía y algarroba.
Los pastos están secos lo que significa que los propios ganaderos estén recurriendo a la alimentación con pienso. La noticia positiva es que el viernes pasado las comarcas del interior de Castellón registraron una tormenta de granizo que no produjo ningún daño y que además permitió una aportación hídrica a los pastos.