Las altas temperaturas y los fenómenos meteorológicos han azotado la agricultura de la provincia. El cambio climático afecta, de lleno, al campo. Carles Peris, portavoz de la Unión de Llauradors, ha explicado que la producción de todo tipo de cultivos va a menguar: "ha bajado el aceite, la almendra, la viña, los cítricos... Estamos produciendo, también, menos hortalizas, porque cuajan menos con estas olas de calor tan intensas". En concreto, desde la asociación, destacan las malas cosechas de oliva y uva de este año.
En Castellón, la producción de aceitunas ha caído en un 85% respecto a las campañas anteriores. La sequía ha pasado factura. Tanta es la escasez, que la Unió de Llauradors se plantea incluso no recolectar, porque hacer este esfuerzo solo serviría para cubrir los gastos de producción. Para poder obtener un margen de beneficio, necesitarían que se pague de manera "justa" el producto y que se tenga en cuenta que los costes de producción prácticamente se han duplicado en un año, a causa de la subida del agua, el abonado, los tratamientos fungicidas...
En cuanto a la uva de vino, se prevé que la cosecha disminuya un 30%, si comparamos con 2021. Las temperaturas extremas -el exceso de frío en invierno y de calor en verano- han sido las culpables. Sin embargo, la parte positiva es que, aunque haya poca cantidad, será de buena calidad. La uva es un cultivo que se ve beneficiado por la sequía.