El decano presidente del Colegio de Economistas de Castellón, José Manuel Salvador, augura un 2025 positivo para la provincia, marcado por el crecimiento económico. El economista destaca avances en sectores clave como el azulejo, turismo y construcción, así como un aumento del empleo y una reducción de la inflación.
Según Salvador, España consolidará su posición como una de las principales economías avanzadas, con un crecimiento del PIB estimado en 2,5%, superior al de Estados Unidos y otras economías occidentales. Este progreso se sustenta en el consumo privado, el aumento de la renta disponible y la estabilidad de los tipos de interés.
En Castellón, el turismo liderará el crecimiento gracias al aumento de viajeros y pernoctaciones, generando empleo estable y nuevas empresas. La industria cerámica se recupera con el comercio reactivado con Argelia y la internacionalización. Además, la agricultura presenta buenas perspectivas en exportaciones, y la construcción mantiene un ritmo ascendente, impulsado por la venta de viviendas. Así mismo, las obras ferroviarias en el puerto de Castellón podrían convertirlo en un centro logístico clave.
Con cautela por la actuación situación geopolítica
Sin embargo, el decano del Colegio de Economistas de Castellón aboga por poner cierta cautela en estas estimaciones favorables en base a la evolución de cuestiones de geopolítica internacional, como las guerras comerciales, las dudas sobre la implantación de nuevos aranceles por parte de Estados Unidos o la entrada masiva en la UE de productos cerámicos de la India “que no cumplen con los condicionantes medioambientales y derechos laborales a los que se hallan sujetos los fabricantes europeos”.
Asimismo, agrega que la economía nacional ha cerrado 2024 con algunas fragilidades, principalmente con una baja productividad “por la debilidad mostrada por la inversión y la aportación de la demanda exterior al crecimiento, que ha ido retrocediendo y se espera que será prácticamente nula en 2025”.
Mientras remarca que la Unión Europea se enfrenta “a unos recursos limitados, a una deuda elevada y la amenaza de unos aranceles en los productos comunitarios de un 20%”, así como “a una política arancelaria de la Administración americana que presionará a la baja la actividad económica y al alza la inflación, todo ello sin olvidar la incertidumbre que se mantiene por las guerras en Ucrania y Oriente Medio y las tensiones entre las grandes economías de EEUU y China”.