La Audiencia de Castellón deja en libertad provisional, y bajo fianza de 10.000 euros, al entrenador del Club Gymnàstic de Betxí. C. F. C, de 62 años de edad, acusado de cometer abusos sexuales continuados al menos sobre cinco niñas menores, por no poder asumir su enjuiciamiento con el nuevo marco impuesto ante el COVID-19.
La fiscal y la abogada de la acusación particular ya han presentado recurso al considerar que, a pesar de la medida de alejamiento impuesta, víctimas y acusado viven en Betxí, una localidad de 5.000 habitantes, lo que somete a estrés y riesgo a las menores a quienes reiteradamente amenazaba, según los escritos de acusaciones con "quien me la hace me la paga dos veces".
Además, el acusado fue puesto en libertad hace un año y volvió a entrar en prisión por saltarse las medidas y acudir a dos competiciones con niñas menores. La abogada de la acusación particular, Eva Marín, pide en su recurso que se reconsidere la medida y señala que se están celebrando vistas con hasta 30 testigos bajo los nuevos parámetros de seguridad sanitaria.
La acusación particular y el fiscal piden 28 años de prisión, por abusos sexuales continuados y vejaciones a las menores con edades comprendidas entre 6 y 12 años, a las que entrenaba en el Pabellón Municipal de Betxí. El acusado, abusando de su situación de poder, insultaba e infringía castigos desproporcionados a las menores y a algunas les compensaba con "un masaje" en la sala de la lámpara, allí tomaba su pie con la excusa de masajearlo y se lo llevaba al pene para masturbarse, en ocasiones 10 minutos, hasta que conseguía satisfacer sus deseos libidinosos".
En otras ocasiones les cogía la mano para masturbarse y les sometía a tocamientos en muslos y pechos. La acusación señala que al menos son trece las víctimas, pero solo se han presentado los delitos no prescritos. La Audiencia de Castellón deja en libertad provisional, y bajo fianza de 10.000 euros, al entrenador de Club Gymnàstic de Betxí, C. F. C. de 62 años de edad, acusado de cometer abusos sexuales continuados al menos sobre cinco niñas menores, entre 1992 y 2007, por no poder asumir su enjuiciamiento, señalado ya entre el 15 y 18 de junio, con el nuevo marco impuesto ante el COVID-19.
El acusado, abusando de su situación de poder, insultaba e infringía castigos desproporcionados a las menores y a algunas les compensaba con "un masaje" en la sala de la lámpara, allí tomaba su pie con la excusa de masajearlo y se lo llevaba al pene para masturbarse, en ocasiones 10 minutos, hasta que conseguía satisfacer sus deseos libidinosos.
En otras ocasiones les cogía la mano para masturbarse y les sometía a tocamientos en muslos y pechos. La acusación señala que al menos son trece las víctimas, pero solo se han presentado los delitos no prescritos.