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Onda recupera este verano todo el esplendor de su Torre del Moro

Callejear por la judería de Onda, disfrutar de la recién renovada Plaza Sinagoga, comer un tradicional "pastís" o acudir a una de las visitas teatralizadas, o conciertos, en el castillo de las 300 torres es un lujo al alcance de cualquiera en este verano tan inusual. A las faldas del parque natural de la Serra d´Espadá, Onda lo tiene todo, mar y montaña, tradición y vanguardia.

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Dicen los expertos que no se puede entender la historia ni las peculiaridades de la Alhambra de Granada, sin detenerse en la alcazaba de Onda, única en su estilo y una de las joyas que conserva su castillo, bien conocido como el de las 300 torres. La popularidad del singular castillo quizá ha ensombrecido el valor de su judería, su casco histórico lleno de vestigios y de huellas del pasado y una arquitectura que ha ido evolucionando con su historia llena de connotaciones.

Hablar de Onda es adentrarse en su Museo del Azulejo y también en su Museo de Ciencias Naturales, cada uno diferente pero peculiar y cambiante, llenos de actividades y de movimiento y gente de todas las edades. Onda es epicentro de la cerámica, embrión de la actual industria cerámica y tradición artesana de aquellos que ya desde siglos conocían los secretos del fuego y la cocción del azulejo.

Onda es además naturaleza, con sus parajes, y también deporte de aventura, ya que el pantano del Sichar le conceden playas fluviales únicas en la comarca, con posibilidad de practicar deportes de aventura con kayak o simplemente disfrutar de la mansedumbre de sus agua subido a una tabla de padel surf.

Y como lo gastronómico también cuenta en mucho, Onda no se queda atrás. Recuerden que el jueves lo típico es comer arroz al horno y los viernes cenar "pastís" la típica empanadilla cuadrada que se rellena de tomate, pimiento, huevos y cebolla o bien de espinacas. También es típoco el "pastís" de patata.