CON JUAN LOZOYA

'Con las Orejas Tiesas': Sí al empleo, no a la vaguería

La opinión de Juan Lozoya cada semana en Onda Cero Castellón.

Onda Cero Castellón

Castellón | 18.12.2023 14:43

El Ayuntamiento de Castellón y el Mercado Central ya están trabajando de lleno para transformar el edificio y hacerlo más moderno y útil.

Estas históricas instalaciones necesitan una adaptación a las nuevas necesidades no solo de los vendedores de Mercado Central, sino, especialmente, de sus usuarios. Por eso es fundamental que en esta transformación del histórico recinto comercial de la capital de La Plana acierten especialmente en los usos y los servicios que sus actuales usuarios, y los potenciales en el futuro, vayan a necesitar.

Eso es algo que tanto el equipo de Gobierno municipal como la dirección del Mercado tienen claro y comparten. La decisión de coordinar la adjudicación de las obras con la habilitación de una instalación alternativa me parece de lo más razonable. Confío en que las dos personas que Begoña Carrasco tiene negociando esta ambiciosa iniciativa, Sergio Toledo y Vicent Sales, sepan gestionar bien con José Luis Hernández, todo este proceso de transición para que al final del camino nos encontremos con un Mercado Central que de verdad sea útil a los castellonenses y responda a las nuevas necesidades y hábitos comerciales.

Y parto de la base de que soy un firme defensor del apoyo a los vendedores locales y, de hecho, rara es la semana que no paso por el Mercado Central para hacer parte de mi cesta de la compra. La mayoría de los puestos ofrecen producto de kilómetro cero y calidad. Y esto es algo que todos deberíamos apoyar, porque fomenta la economía local y ayuda a los pequeños productores, que a menudo se ven obligados a competir con grandes supermercados y distribuidores que imponen precios demasiado bajos. Además, el impacto medioambiental es mucho menor.

Se reduce la huella ecológica, sin grandes emisiones de gases por transporte que agravan el cambio climático o generan residuos extra. Consumiendo productos de aquí, apoyamos la sostenibilidad. Como solo se venden productos de temporada de áreas determinadas, desde el punto de vista gastronómico, se fomenta el consumo de platos típicos estacionales. Las mínimas distancias que recorre el producto hasta llegar al consumidor posibilitan la reducción o supresión de los aditivos necesarios para garantizar la estabilidad del producto.

Al ser alimentos producidos a pequeña o mediana escala y ser vendidos directamente, sin intermediarios o unos pocos, se reduce considerablemente el desperdicio alimentario. Yo compro el aceite de Segorbe, el pan de Homo Panis en Benicàssim, el agua de Benassal, el pescado de cualquier lonja provincial en el Mercado Central, las alcachofas de Torreblanca, los huevos en mi puesto habitual del mercadillo, las naranjas de cualquier huerto de amigos, los limones de casa de mi hermano o de mi tía y las trufas…. depende de si alguien me regala.

Y así podría seguir hasta el infinito.

En definitiva, que en la provincia de Castellón nos podemos permitir el lujo de comprar donde sabemos que nos ofrecen calidad y a un precio bastante razonable comparado con las grandes capitales de provincia. Y si no que se lo pregunten a mi tía Belén, que cada vez que viene de Madrid, se vuelve con el maletero lleno de frutas y verduras que compra en el mercadillo del jueves en Benicàssim.

El problema es que, en Mercado Central, muchas veces hay puestos cerrados en determinadas fechas, que la oferta de servicios empieza a ser limitada para los tiempos actuales y que los horarios, cerrando antes de comer, limitan muchísimo la posibilidad de que muchos castellonenses podamos hacer allí nuestras compras. Sé que eso es algo que se ha debatido y se está debatiendo, porque igual que sucede en otros comercios del centro de la ciudad, el riesgo que el Mercado Central termine siendo inútil es alto, si no se modifica la prestación del servicio y se adapta a las necesidades de los usuarios, que son los que con sus compras deben garantizar el futuro de las instalaciones y de los comerciantes que trabajan en ellas.

Soy consciente de que no se puede exigir a pequeños empresarios que están ya trabajando desde la madrugada que se mantengan al frente del cañón hasta media tarde. Pero, o entre todos encuentran una fórmula que permita ampliar los horarios y los servicios que se ofrecen en el Mercado Central, o este ambicioso y necesario proyecto de reforma no terminará de cumplir las expectativas de muchos castellonenses, que podrían cambiar sus hábitos de compra y volver su mirada aún más hacia lo local, si se lo facilitasen.

De todas formas, no hagan mucho caso… que es solo mi opinión.