El Juzgado de lo Penal número 3 de Castellón ha condenado a penas de entre tres y diez meses de prisión, como autores de un delito continuado de estafa con atenuante de dilaciones indebidas, a seis personas que vendieron falsificaciones de obras de arte tras anunciarlas por Internet.
Según declara probado la sentencia, que puede ser recurrida en apelación, los hechos ocurrieron a principios de 2014, cuando tres de los acusados se pusieron de acuerdo para “adquirir, publicitar y vender a terceros lienzos como si de obras de arte se trataran”.
Dos de ellos adquirían los lienzos con los documentos que les conferían apariencia de autenticidad, mientras que el tercero se encargaba de publicitarlos en páginas de venta de Internet. De este modo, publicitaron durante el año 2014 un total de 19 lienzos como si fueran obras de diferentes autores y estilos.
Una pareja acabó comprando por 9.000 euros la mitad de uno de estos cuadros, un óleo que se ofertaba como “Adoración de los Reyes Magos”, de Nicolás Falcó, fechado en el siglo XV, pero que en realidad consistía en una lámina manipulada con ordenador, pegada a la tabla y envejecida con barniz y materiales orgánicos para darle apariencia de antigüedad.
En esta simulación los tres principales encausados contaron con la colaboración de un cuarto acusado, un licenciado en Bellas Artes que elaboró un manuscrito donde afirmaba la autenticidad de la pieza.
Los perjudicados volvieron a ser estafados en la compra, por 2.500 euros, de la mitad de otro cuadro, ofertado como “Paisaje con pavo, gallina y zorro”, de Gillis Glaesz Hondecoeter, del siglo XVIII, cuando en realidad se trataba de una pintura que imitaba el estilo de la escuela flamenca pero había sido realizada en el siglo XX.
En esta segunda operación participaron también otros dos acusados. Uno de ellos fingió ser el propietario original de la obra y el segundo colocó en ella una placa con la inscripción “Hondecoeter” para simular que era auténtica.
Los perjudicados descubrieron la falsedad de los lienzos cuando los enviaron a una casa de subastas, aunque recuperaron el dinero porque una séptima acusada, que figuraba como compradora del 50% de las obras, les devolvió el dinero que habían abonado por ellas.
La magistrada ha absuelto a esta última acusada, que era pareja del que ofertaba los lienzos en Internet, al entender que no ha quedado acreditado que fuera conocedora de la falsedad de las pinturas.