Una zona acordonada desde hace horas y vigilada por la Policía Nacional y mucha expectación, así se ha vivido la primera jornada de las obras de traslado de la Cruz de Ribalta en cumplimiento de la Ley de Memoria Histórica. Detractores y defensores del monumento han vivido momentos tensos, especialmente cuando han visitado la ejecución de la obra los integrantes del equipo de gobierno en el ayuntamiento de Castellón. Varias personas con banderas de España les han increpado e insultado y ha habido momentos de tensión.
A pesar de todo, la empresa Vainsa, ha llevado a cabo su cometido con una obra de traslado que se presenta compleja y cuenta con un presupuesto de 59.000 euros. La cruz pesa 6 toneladas y mide 12 metros de altura, y está en situación de deterioro. La ejecutora de la obra ha fabricado un encofrado de madera para poder levantarla de la base y completar su traslado a la parroquia de Santo Tomás de Villaueva, como decidió el Obispado de Segorbe-Castellón.
Durante toda la noche una dotación de policía Nacional ha vigilado la zona acordonada ya que durante la tarde de ayer ya hubo un intento del presidente de la Asociación en Defensa de la Cruz de encadenarse al monumento. Además, Abogados Cristianos y Vox han interpuesto nuevas peticiones al juzgado de medidas cautelarísimas contra lo que considera una persecución a los católicos. El juzgado, por su parte, ha desestimado ambos recursos.
A partir de esta tarde, el parque Ribalta recuperará este espacio que ampliará su jardín catalogado como Bien de Interés Cultural.
