Según datos de la Sociedad Europea de Cardiología, la prevalencia estimada de padecer muerte súbita en la población infantil deportista oscila entre 0,6 y 1 caso por 100.000 al año, unos datos que trasladan que la muerte súbita en niños es un hecho infrecuente, aunque cuando ocurre es un hecho dramático. Por este motivo, el corazón de los más pequeños hay que cuidarlo desde la infancia.
El doctor Enrique Gil, cardiólogo pediátrico del Hospital Vithas Castellón, comenta que “es importante adquirir, desde edades tempranas, unos buenos hábitos alimentarios y realizar actividad física a diario, durante aproximadamente una hora para evitar y tratar el sobrepeso y la obesidad. Esto incrementará las posibilidades de que nuestros pequeños no sufran enfermedades cardiovasculares, hipertensión, diabetes o diferentes tipos de cáncer en su edad adulta”.
Necesidad de realizar un reconocimiento cardiovascular
En el caso de la edad pediátrica y la gente joven de menos de 35 años, existen algunos factores que pueden provocar muerte súbita, como es en el caso de las cardiopatías congénitas y lo que se conoce como canalopatías, que son enfermedades que pueden estar latentes durante gran parte de la infancia y provocar arritmias durante la práctica deportiva, incluso pudiendo llegar a ser la muerte súbita cardiaca la primera manifestación de la enfermedad.
De esta manera, el Dr. Gil Beltrán, cardiólogo pediátrico de Vithas Castellón, aconseja revisar el estado del corazón de los niños, “es altamente recomendable, ya que existen desde hace más de 20 años diversas publicaciones científicas que demuestran como la implementación de un programa de screening disminuye considerablemente la tasa de eventos cardiovasculares durante la práctica deportiva”.
En el año 2015 la Sociedad Española de Cardiología Pediátrica y Cardiopatías congénitas (SECPCC) junto con la Subdirección General de Deporte y Salud del Consejo Superior de Deportes (CSD), publicó la Guía Clínica de Evaluación Cardiovascular previa a la práctica deportiva, donde se recoge la necesidad de realizar un reconocimiento cardiovascular a partir de los 6 años de edad, en aquellos individuos que practiquen deporte de competición o deporte regular con una periodicidad igual o superior a tres días a la semana.
En la consulta se hace una valoración de la historia clínica, donde se recogen los antecedentes familiares y personales de relevancia desde el punto de vista cardiológico, una exploración física con toma de tensión arterial y pruebas complementarias como un electrocardiograma de 12 derivaciones y una ecocardiografía 2D, Doppler. Según el especialista “en ocasiones es necesario ampliar este estudio con otras pruebas como el Electrocardiograma-Holter, que registra de forma continuada la actividad eléctrica cardíaca durante 24 horas y una prueba de esfuerzo electrocardiográfica”.
Si todos los resultados son normales, la posibilidad de padecer una anomalía cardiovascular que podría ser grave queda excluida en la gran mayoría de los casos, siendo recomendable renovar dicho certificado cada 2 años si continúa con el nivel de desarrollo deportivo realizado hasta la fecha.
Síntomas para estar atentos
El Dr. Gil Beltrán asegura que “hoy en día no se puede hablar de patologías coronarias habituales en la edad pediátrica, aunque con en aumento en la prevalencia del sobrepeso obesidad en niños y adolescentes esto puede cambiar en unos años. Básicamente en niños intentamos descartar anomalías coronarias congénitas, que son excepcionales y anomalías adquiridas en los pacientes que han padecido una enfermedad de Kawasaki o un síndrome inflamatorio multisistémico asociado a la covid-19”.
Además de las revisiones previas a la práctica de deporte, sería recomendable las revisiones en pacientes que sufran episodios de pérdida de conciencia, sobre todo en relación con actividad física o al estrés emocional. También en pacientes con episodios de dolor torácico y/o palpitaciones durante la práctica deportiva, así como en pacientes que en los que se les detecte soplos cardiacos que no parezcan inocentes, o con antecedentes familiares de muerte súbita cardiaca o con enfermedades de corazón que puedan ser hereditarias, conocidas como cardiopatías familiares o pacientes que puedan padecer enfermedades o síndromes malformativos que puedan afectar al corazón.
El especialista también destaca que “hay algunos tratamientos como en el referido a la mejoría de hemangiomas en la piel, que puede tener efectos secundarios cardiovasculares”. Por este motivo, desde la unidad de cardiología pediátrica del Hospital Vithas Castellón se aboga por el trabajo multidisciplinar de los profesionales de las especialidades como neuropediatría y psiquiatría, nefrología infantil y dermatología. Aunque también existe colaboración con otras como neumología, alergia infantil y endocrinología Pediátrica.