Del Instituto de Neurociencias

Investigadores de la UMH de Elche hallan la forma en la que se sincronizan las imágenes en la visión de los mamíferos para poder verlas bien

El estudio acaba de ser publicado en una revista especializada y está liderado por la científica Eloísa Herrera

ondacero.es

Elche |

La investigadora Eloísa Herrera junto al resto de firmantes en este estudio | Universidad Miguel Hernández de Elche

Investigadores del Instituto de Neurociencias de la Universidad Miguel Hernández de Elche, que es centro mixto del Centro Superior de Investigaciones Científicas, liderados por la doctora Eloísa Herrera, han descubierto que, durante el desarrollo de las áreas visuales del cerebro, las dos retinas están comunicadas entre sí temporalmente mediante proyecciones nerviosas, lo que hace que la representación en la corteza visual de las dos imágenes procedentes de los ojos se forme de manera sincronizada y perfectamente alineada, asegurando que puedan fusionarse de manera congruente.

Además, los investigadores, cuyo trabajo ha sido publicado en la revista 'Current Biology', han descrito los mecanismos moleculares por los que se forman las proyecciones temporales entre ambas retinas, que desaparecen una vez que los circuitos visuales se han desarrollado, porque ya no son necesarias para el procesamiento de la información visual en el animal adulto.

La retina, situada en la parte interna posterior del globo ocular, tiene una superficie sensible formada por fotorreceptores, que se asemeja al mapa de píxeles de una moderna cámara digital, si bien la retina es mucho más precisa, ya que el ojo humano tiene unos 105 megapíxeles de resolución.

Las encargadas de enviar de forma precisa toda esa información al cerebro son las denominadas células ganglionares, cada una de las cuales "ve" solamente una minúscula fracción del campo visual, un píxel. Entre todas forman un mapa ordenado que representa una imagen compuesta de pequeños fragmentos como si de una fotografía digital se tratase.

Esas imágenes que toma cada ojo han de transmitirse a través del nervio óptico a la corteza visual, situada en la parte posterior del cerebro, donde finalmente se fusionan formando una representación del mundo que nos rodea.

En este sentido, además de aportar pruebas de la conexión entre las retinas para resolver este "problema técnico", el grupo de la doctora Herrera ha observado que existe una correlación entre el número de fibras que conectan ambas retinas durante el desarrollo de las áreas visuales del cerebro y el grado de complejidad del sistema visual en distintas especies.

Así, las aves o mamíferos pequeños como los ratones tienen un número similar de estas proyecciones. Sin embargo, especies como los hurones, en los que el periodo de maduración del sistema visual es mucho más largo porque su agudeza visual y las representaciones visuales en cada hemisferio son mucho más precisas, tienen más proyecciones para conectar ambas retinas.

Ahora bien, en especies como el pez cebra no hay conexión entre las retinas de cada ojo, pues la representación de los mapas visuales en cada lado del cerebro es mucho más burda e independiente, y no se necesita una sincronización tan precisa de los mapas visuales de ambos ojos. Según estas observaciones, los expertos han señalado que es probable que en especies con una gran agudeza visual, como los humanos, el número de conexiones entre las dos retinas sea aún mayor que en el hurón.