La nueva jornada escolar: ¿un beneficio real o un interés encubierto?
El cambio de horario en la mayoría de colegios de Elche ha desatado la polémica entre la comunidad educativa ante la falta de apoyos de expertos para justificar los beneficios del modelo intensivo, las dudas sobre las mejoras de la conciliación familiar, el sistema de votación empleado en los centros y la insistencia de los claustros de profesores
El curso escolar 2016/2017 pasará a la historia en Elche por haber dejado atrás las polémicas en torno a los barracones, los recortes y los deberes en casa. El debate que ha rodeado al horario de la jornada en los colegios, partido o continuo, ha acaparado toda la atención de familias y docentes. La vieja reivindicación de los maestros por fin ha encontrado el camino por donde ver la luz. Y lo ha hecho gracias a que el conseller de Educación, el profesor Vicent Marzà, abrió la ventana al cambio. Desde el pasado verano se han sucedido las discusiones en torno a qué es mejor para niños, padres y profesionales. Sin un acuerdo unánime, los resultados en las votaciones dan una clara ventaja a la implantación del horario intensivo, aunque los defensores de la jornada tradicional insisten en que hay otros factores, más allá del educativo, que han propiciado el cambio de modelo.
Solo uno de cada tres centros educativos de Infantil y Primaria mantendrá en Elche la jornada escolar partida para el curso académico 2017/18 que arrancará en el mes de septiembre. El 66% de los colegios ilicitanos ha apostado por el cambio. El último que se ha sumado a la jornada continua ha sido el Colegio Público El Toscar, marcado por una acalorada polémica desde que se planteó la posibilidad de importar la jornada de tirón, de 9:00 a 14:00 horas. Fue necesario pasar tres veces por las urnas. En la primera ocasión se impuso la partida después de que la revisión realizada por Conselleria dejara el apoyo al ‘sí’ en un 53’2% - el mínimo necesario era el 55% - mientras que en la segunda se superó ligeramente esa cifra, con un 55’28% de apoyos sobre el censo. Sin embargo, esa votación quedó anulada por irregularidades con el voto diferido. A la tercera fue la vencida, con el respaldo del 65’2% de la comunidad educativa.
El sistema de votación no ha dejado contento a ningún sector. Los defensores de la continua lamentan que sea necesario el 55% de apoyos al ‘sí’ para imponer el horario intensivo, así como que la abstención se identifique con el ‘no’. El bando favorable a la partida no está de acuerdo con que el proceso esté organizado, estructural e informativamente, por la comunidad docente y que la aprobación de la jornada continua tenga una validez de tres años para comprobar la eficacia del nuevo sistema, mientras que la persistencia de la partida puede volver a ser cuestionada a petición del consejo escolar, como denuncia el presidente de la Federación Provincial de Asociaciones de Padres de Alumnos ‘Gabriel Miró’ de Alicante, Ramón López Cabrera: “Se quiere jugar a la democracia, pero si hay algo que es poco democrático es el consejo escolar donde los padres siempre pierden por mayoría”.
En un colegio tipo, el consejo escolar está formado por 20 personas con derecho a voto. Solo nueve son padres o madres. Para aprobar la puesta en marcha del proceso electoral para decidir el cambio de horario es necesario el apoyo de dos terceras partes. “Con dos padres que voten a favor de la propuesta del claustro de maestros, los otros siete no pintan nada”, asevera López Cabrera. “Por eso reivindicamos paridad para jugar a la democracia de verdad; mientras tanto, no se representa a la comunidad educativa del centro”, lamenta. Este aspecto también es cuestionado por la abogada de la Plataforma Jornada Partida CV, María Asunción García, que critica que “todos los profesores, como demuestra el apoyo unánime de sus sindicatos, apuestan por su mejora laboral y no se les puede dotar de unas facultades para dominar el proceso”. “La desigualdad existente es consecuencia de este sistema electoral y del interés desmedido de los consejos escolares y de la dirección del centro a favor del cambio”, añade.
Dos plataformas separadas por el horario
Las quejas hacia la organización de la campaña informativa y de las votaciones van más allá. La Plataforma Jornada Partida de la Comunidad Valenciana ha preparado una demanda frente a la Generalitat Valenciana en tres frentes: contra la Orden 25/2016 de la Conselleria de Educación, Investigación, Cultura y Deporte que regula el procedimiento de solicitud y autorización del plan específico de la jornada escolar; contra la Resolución del 15 de junio de 2016, del director general de Política Educativa, que aprueba el calendario de la Orden 25/2016; y contra el Proyecto Específico de la jornada escolar del Colegio Público El Palmeral de Elche. La letrada María Asunción García califica como “penoso” el proceso electoral porque es “totalmente desigualitario”. “El cambio de jornada lo promueve la dirección del colegio o el consejo escolar, dos órganos politizados con unos intereses concretos (la jornada laboral continua)”, cuestiona.
La Plataforma a Favor de la Jornada Continua por la Libre Elección defiende los beneficios, para alumnos y familias, derivados de restringir las clases de 9:00 a 14:00 horas basándose en la posibilidad de aprovechar mejor el tiempo. Su presidenta, Asunción Bañón, reconoce que “una jornada no es mejor que la otra” y explica que “simplemente son diferentes porque ofrecen una reorganización distinta de los horarios”. “Desde la Plataforma defendemos la libre elección para que las familias decidan qué horario van a tener sus hijos, apostando por una escuela más dinámica que se adapte a las necesidades de una sociedad que está cambiando y avanzando mucho”, añade. Desde su posición resta importancia a las polémicas que han trascendido a los medios porque “han sido excepciones, pero muy nombradas”. E insiste en que los beneficios del nuevo horario van más allá de lo pedagógico: “El calor aprieta mucho en mayo y, por ejemplo, ir al colegio por la tarde es un suplicio. Si hubiese un termómetro en el aula no se daría clase porque se supera la temperatura admitida por Conselleria”. “Había gente que no quería jornada continua y ahora está súper contenta por algo tan sencillo como ir a cumpleaños con la ficha del día hecha, lo que supone reducir el nivel de estrés por las carreras que nosotros les provocábamos”, insiste.
Una vieja reivindicación del profesorado
No todo son quejas, ni mucho menos. El número de votos a favor del ‘sí’ a la continua es superior al del ‘no’. En algunos centros educativos de la ciudad como la academia Luis Vives, con el 83% del respaldo favorable, o el Casablanca, con el 88%, ha barrido la apuesta por el horario intensivo. El Toscar requirió de tres votaciones y los dos únicos centros de Elche en los que el sistema de mañana y tarde ha resistido a dos escrutinios han sido el CP El Palmeral – donde se creó la Plataforma Jornada Partida de la Comunidad Valenciana – y el CP Hispanidad. Àngels Cabedo, directora de El Toscar, lamenta que Conselleria les haya pasado a los centros “la patata caliente del horario”. “Se ha creado un ambiente innecesario y el debate se ha centrado en los beneficios para los maestros cuando los grandes beneficiados son los niños y las familias”, explica.
Cabedo es de las pocas docentes que habla con naturalidad de la jornada:“Como maestra prefiero dar una clase de 12:45 a 14:00 horas que hacerlo por la tarde. En esa hora y media (de 15:30 a 17:00 horas), después de comer, no se rinde porque ¿a quién le gusta trabajar por la tarde?”. “El claustro de profesores de El Toscar cree en la jornada continua y prefiere dar clases por la mañana antes que hacerlo por la tarde. El beneficio es para los niños porque el profesorado hace las mismas horas e, incluso, puede que trabaje más”, argumenta. Y ahí es donde se pisa otra zona de conflicto: el beneficio o el perjuicio de solapar esa hora y media de la tarde al tramo final de la mañana. Psicólogos, pediatras y algunos profesores más veteranos cuestionan esta hipótesis de la que parte el argumento de los maestros en activo para acomodar el horario laboral a sus intenciones.
Enrique Gutiérrez fue durante 33 años director del Colegio Público Luis Vives, uno de los centros públicos que se ha convertido en un modelo a seguir en Elche. Bajo su organización, siempre con el apoyo de compañeros y padres, esta escuela del Sector V logró alcanzar el nivel máximo en los informes de inspección de la Generalitat Valenciana y recibió la consideración, por parte de la Federación Provincial de Asociaciones de Padres de Alumnos de Alicante, de ‘Colegio Ejemplar’. Su caso es curioso. Durante su etapa como director y ante la perspectiva de futuro, articuló un proyecto pionero de jornada continua. Ahora discrepa del fondo y de la forma, y entiende que en nada se parece a su idea de gestión de centros: “Es una antigua reivindicación del profesorado y de nuestros sindicatos laborales. No estoy de acuerdo en la venta del producto solo como beneficio para el alumnado. Yo, como Administración, nunca plantearía así la solución al problema”.
Las dudas sobre la mejora del rendimiento
La Orden 25/2016 de la Conselleria de Educación expone los puntos argumentados por la comunidad docente para avalar el cambio a jornada continua. Según detalla Enrique Gutiérrez, en ella se habla del aumento de rendimiento escolar durante la mañana aprovechando, teóricamente, que el cerebro está más activo. “Sin embargo, con las curvas de cansancio y de trabajo no hay nada que pueda determinarlo”, apunta. Otro motivo planteado es que los alumnos se cansan menos a última hora de la mañana que a primera hora de la tarde, tras el largo parón de la comida. El Informe Caride contradice este aspecto puesto que establece que el 47% del alumnado reconoce sentirse fatigado de 13:00 a 14:00 horas, frente al 27,4% que afirma estarlo de 16:00 a 17:00 horas.
El maestro Enrique Gutiérrez cuestiona, especialmente, otros dos puntos marcados en la Orden de Conselleria. Según expone, la jornada continua carece de interrupciones y favorece a la realización de las extraescolares por la tarde. “Si metemos a un alumno de tres o cuatro años para hacer cinco horas seguidas, no sé si pensamos que estamos tratando con máquinas. Y lo de ofrecer más tiempo para deberes, extraescolares o jugar con la familia dependerá de que en el hogar estén preparados y dispongan de tiempo o medios”, lamenta. De lo que no duda es de que “el horario favorece a la vida personal de los docentes es indudable porque tener jornada continua lo firma todo el mundo, pero con los argumentos planteados no comulgo”, comenta.
La Medicina y la Psicología son dos ramas de la ciencia que también se han enfrentado a los posibles beneficios de la jornada continua. El doctor Fernando Vargas, exdirector del Servicio de Pediatría del Hospital General Universitario de Elche y presidente de la Fundación Salud Infantil, defiende la apuesta por la jornada partida en cualquier ámbito profesional porque le parece “más productiva”. Mucho más para el alumnado de Infantil y Primaria por su corta edad y por sus necesidades fisiológicas de descanso. “Un niño pequeño de Infantil, a las 12:00 horas, está fundido; con ese sistema no va a rendir”, advierte. Pero no solo eso, sino que incide en los problemas alimenticios que puede provocar obviar lo que marca el reloj biológico de los más pequeños: “Fisiológicamente hablando, la jornada continua es una catástrofe". "El ‘bocata’ del recreo para aguantar toda la mañana es un desastre alimenticio y nutricional; de salida, no se va a dar de comer bien a los niños y dentro de diez o quince años se lamentarán las consecuencias con el aumento del índice de obesidad infantil”, incide.
La conciliación familiar, solo para unos pocos
Desde la Universidad Miguel Hernández de Elche han surgido voces discordantes con el nuevo modelo de jornada continua. La psicóloga Estefanía Estévez López suma 17 años de experiencia en el ámbito del bienestar de niños y adolescentes, desde una perspectiva integradora en el trabajo conjunto con familias y escuelas. Descarta que exista algún estudio científico que permita concluir que un horario es mejor que otro, pero defiende que "los resultados preliminares apuntan que cinco horas seguidas de trabajo dificultan más el rendimiento y los niños sufren una mayor bajada atencional y de concentración”. En cuanto a la conciliación familiar, si los padres no tienen jornada continua, indica, puede existir riesgo de que los niños tengan ocio improductivo. Dado el cambio de tendencia, Estévez López recomienda que los periodos de aprendizaje en clase sean más cortos y con más descanso, con fases de cambio y ruptura, sobre todo en los más pequeños. “Sería interesante hacer dos turnos de comedor porque hay niños que entran al colegio con dos años que deberían comer a las 12:00 horas y tener su tiempo de siesta”, añade.
Cordelia Estévez Casellas es directora y creadora del proyecto educativo de la Escuela Infantil de la Universidad Miguel Hernández, donde también imparte clases y es autora del libro ‘Inteligencia Emocional: programa para niños de 6 a 11 años’. Estévez Casellas, psicóloga y madre de cuatro hijos, afirma que la Educación Infantil y Primaria debe ser con horario partido y la Secundaria, con horario intensivo. “En Primaria hablamos de niños de tres a once años que están desarrollando sus características evolutivas, la capacidad de atención y de concentración, el aprendizaje y, en muchas ocasiones, problemas madurativos”, relata. “La jornada partida permite tener más espacios de distracción, de juego y de relax que mejoran la capacidad de aprendizaje y de atención”, asegura. Una jornada intensiva implica que existan menos periodos de descanso y que, como especifica la psicóloga, “se reduzca el espacio para comer, relacionarse, socializarse y abordar el proceso educativo de una manera más relajada y descansada”, argumenta. “Si intensificamos el horario hablamos de una situación de cansancio psicológico y cognitivo”, sentencia.
De lo que no cabe duda es de que el proceso vivido en los colegios de Elche, extendido a lo largo de los centros educativos de Infantil y Primaria de la Comunidad Valenciana, ha marcado un antes y un después en el horario de las clases para los niños. Un cambio que ha roto con el sistema tradicional instaurado desde el siglo pasado y que abre un escenario novedoso cuyos beneficios o perjuicios quedarán determinados en base a la experiencia. Un proceso de variación hacia el horario intensivo que, como asegura el profesor Enrique Gutiérrez, por sus características, su recorrido y su fin “es irreversible”.