Ariadna Rodenas ha regresado de Los Pirineos con la medalla de subcampeona de Europa de ultramaratón, en categoría Máster-30, tras lograr finalizar una carrera “agónica” en la que el calor y los desniveles de los puertos que se ascendieron provocaron que esta prueba de resistencia se endureciera a unos límites difíciles de imaginar para aquellos no compitieron.
La ciclista ilicitana, de 32 años, ha vuelto a tierras ilicitanas con un sabor “agridulce”. Después de las buenas sensaciones de la Gigante de Piedra, esperaba alcanzar el puesto más alto del podio. Sin embargo, el reventón el día anterior de una rueda de su coche provocó que, tras ser asistida en ruta por la grúa, llegase a su destino el viernes, a las 22:30 horas. Tras la cena, apenas tuvo cuatro horas para dormir, antes de que sonara el despertador a las 3:45 horas de la madrugada. A las cinco de la mañana esperaban por delante casi 200 kilómetros y cerca de 6.000 metros de desnivel positivo.
Ariadna resume el Europeo como una jornada “durísima” provocada, principalmente, por el fuerte calor, que llevó a que el termómetro alcanzara los 43 grados de temperatura, y el duro desnivel. Cerca de 400 participantes se retiraron y en la categoría femenina en la participó la corredora de Elche abandonaron trece de las 28 inscritas.
Las sensaciones no fueron buenas y, según relata, tuvo que activar “el modo supervivencia” para poder alcanzar la línea de meta: “El cansancio y el calor pasaron factura. Iba muy mal y en varios momentos pensé en tirar la toalla. Me puse en modo supervivencia para tratar de acabar como fuese. En muchos momentos agonicé, con ganas de llorar; los puertos eran muy duros y largos, con un calor criminal que nos obligó a pararnos en los ríos para mojarnos y refrescarnos”.
La primera clasificada cruzó la meta con un tiempo de 15 horas. Con una más, segunda, llegó Ariadna Ródenas. La tercera, por encima de las 17 horas. “Si me hubiese salido una carrera con las sensaciones de la Gigante de Piedra, creo que podría haber acabado primera. Se me juntó todo: poco más de tres horas y media de sueño, sin descanso por el incidente del día anterior, mucho calor”, explicó.
Con este nuevo éxito, Ariadna cierra la primera parte del calendario de competición y ya piensa en lo que llegará a partir de septiembre, en la parte final de la temporada, y en el próximo curso, en el que su deseo pasa por dar el salto a la competición en carretera para intentar ganarse un sitio en el pelotón profesional, algo que hasta ahora no ha logrado ninguna ciclista ilicitana.