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Joana Bolling celebró los 21 años en la unidad de cuidados intensivos de un hospital. Un día antes, el 5 de abril de 2016, la vida le dio el mejor regalo que podía tener: la donación de uno de sus riñones salvó la vida de su padre. "Gracias al trasplante de órganos, hoy puedo abrazar a mi papá; hay que tomar consciencia y ser solidarios", destaca la internacional argentina.
Bolling veía con ilusión, al fondo del horizonte, el sueño de poder disputar los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro, en 2016. Un objetivo que no tenía sentido si su padre no estaba para verlo. Por ello renunció a su presencia en la lista de 30 jugadoras preseleccionadas para entrar en el quirófano con la misma decisión que encara a las porterías y a las jugadoras rivales.
El viernes fue protagonista en el duelo del Club Balonmano Elche ante el Rocasa de Canarias. Para lo bueno y para lo menos bueno. Fue una de las mejores de su equipo, en el primer tiempo, pero dos errores en ataque en los últimos instantes del duelo impidieron sumar el empate. En la vida, como aquel 5 de abril, hay que tomar decisiones. En esta ocasión no le sonrió tanto la suerte, o el acierto, pero el camino de esta talentosa jugadora argentina, de 25 años, se debe escribir con letras mayúsculas.
En Onda Deportiva Elche hemos querido conocer esta bonita historia con motivo del Día Mundial de la Donación de Órganos, Tejidos y Trasplantes.