Un nombre propio: Fidel Martínez

Toda mi admiración y respeto hacia Fidel Martínez. Conseguir salvar al Elche Juvenil y al Ilicitano en la misma temporada no está al alcance de muchos. Y más que eso, arreglar el desaguisado que otros hicieron contando con la oportunidad que él no tuvo. Aunque mis respetos no son tanto por haber conseguido la salvación de los dos equipos sino por exponerse a tragarse un descenso, o dos, como marrón que correspondía a otros, tanto a los que no consiguieron sacar rendimiento al equipo como a los que los eligieron para la tarea. Por cierto, marrón que ya vimos ocurrir no hace mucho por tierras ilicitanas.

En nuestra provincia y más específicamente en nuestra ciudad hay un potencial de jugadores y entrenadores que es enorme. Una vez más se demuestra que en casa hay conocimiento y recursos aprovechables. Obviamente, no todo se encuentra en tu hogar y hay que salir a buscar fuera lo que uno no tiene y bienvenidos aquellos que quieran remar y unirse a nuestro afecto, aplicándole lógica al manejo de los recursos humanos, pero conocer el contexto, lo que significa y la identidad de este club es casi tan importante como la sabiduría que uno pueda haber adquirido. Si combinamos ambas cosas….voilá.

Vicente Parras, Anselmo Serrano, Fidel Martínez, Chema Monzón, Luis Miguel Quirant, Miguel Angel Real, Javier Caballero, Manolo Sempere… Un largo etcétera. Podría hacer un post solo con nombres que están y que pasaron. Todos, para mí, válidos en sus tareas. O al menos válidos de merecer una oportunidad. Seguramente, ninguno es una apuesta segura pero ¿quién lo es? Si hay que equivocarse que sea uno de los nuestros y si hay que ir a la guerra que sea con uno de los nuestros también. Porque no hay nada más satisfactorio que estar en manos de la gente que te representa, de los que tienen el mismo sentimiento que tú y de los que están tan cabreados como tú cuando no salen las cosas.

En esto del fútbol ya sabemos que se gana y se pierde. Y también sabemos que nada nos asegura de no irnos a donde creemos que no pertenecemos, como la Segunda B. Pero si lo hicimos con gente que, indudablemente eran profesionales y trataron de hacerlo lo mejor posible, pero aquello de sentir los colores y entender a los que les cabrea “ni fu ni fa” pues mejor probar con aquello a los que les duele. Sin apelar al sentimiento como parte del éxito o el fracaso pero como parte complementaria de aquellos que ya poseen las habilidades triunfar.

A Fidel Martínez, a su staff y los jugadores del Ilicitano: ¡Grandes!