Pacheta, vete ya
El periodista David Marín analiza la situación del Elche CF y el papel de Pacheta al frente de la nave franjiverde
Una victoria profesional. Muy profesional. Así resumiría el inolvidable y desternillante personaje de Manuel Manquiña en Airbag el triunfo del Elche CF en el campo del Rayo Majadahonda. No hay palabra que englobe mejor los noventa y tantos minutos que duró el choque en el Cerro del Espino.
No hizo falta brillantez, más allá del destello de Iván Sánchez en el 0-2, para conseguir sumar tres puntos en el mismo lote por primera vez este curso lejos del Martínez Valero. Profesional fue la actitud de los futbolistas sobre el terreno de juego. Profesional fue el empeño de Benja en el 0-1. Y profesional fue la resistencia final, tras el 1-2, que llegó en los únicos minutos de zozobra que tuvieron los de Pacheta, al dar no uno sino varios pasos atrás que permitieron al Rayo soñar con la remontada.
La victoria sirve para muchas cosas. El grupo, que en líneas generales está haciendo las cosas bien, coge confianza. Benja y Sory Kaba, que por motivos distintos atravesaban un momento muy preocupante, también cogen confianza. El entorno, tan propenso a las curvas de euforia y decepción según el resultado del fin de semana, afrontará el final de año con una sonrisa en la cara. Y Pacheta, en el continuo precipicio en el que suelen vivir los entrenadores, vuelve a zona de seguridad.
Es curioso que se haya pedido la cabeza del entrenador en este inicio de temporada, achacándole desde un discurso victimista hasta la insinuación de que tácticamente es poco más que un pelele. Nada extraño en este país en el que nos creemos maestros de todo y la realidad es que no somos ni aprendices de casi nada.
No sé qué habrá hecho Pacheta para no merecer la confianza de una (pequeña) parte de ese entorno franjiverde. La verdad es que su discurso es barroco, tanto en los buenos como en los malos momentos. Cada entrenador tiene su librillo y el de este, en sala de prensa, está claro que es el de asumir el protagonismo. Algo que, créanme, agradece la mayoría de los futbolistas.
Pacheta llegó a un club con el ascenso como vía de supervivencia. Y lo logró. Pacheta llegó a un vestuario cargado de dudas, tras haber convivido con dos entrenadores que, por unos motivos u otros, no consiguieron conectar con la plantilla. Conectó. Pacheta llegó a un equipo que vivía en el alambre para meterse en el playoff de ascenso. No perdió ningún partid. Y lo ascendió.
Pacheta se encontró a un Nino que había estado con pie y tres cuartos fuera del Elche en el mercado invernal y a un Sory que llevaba dos goles en cinco meses. No hace falta recordar que Nino fue el héroe del ascenso. Sí es conveniente apuntar que, con Pacheta, Sory ha marcado 14 goles en 25 partidos, cifra nada desdeñable. Ocho de esos tantos, en Segunda División. Si directivos, agentes y comisionistas no lo impiden, el Elche hará negocio con él, tarde o temprano.
Pacheta recibió un equipo al que tácticamente le costaba horrores encontrar variantes que solucionasen los partidos. En Segunda B, dio con varias teclas para manejar situaciones adversas. En Segunda, justo es decirlo, le está costando más. Algo tiene que ver la diferencia de categoría. Además, no está pecando de inmovilismo. Prueba sistemas, cambios de posición y de estilo, dependiendo del momento y del rival.
Podemos continuar con la lista, pero sólo voy a apuntar una más, por no alargarme. Pacheta llegó a una entidad dividida y de camino hacia la morgue para que el forense de guardia le realizara la autopsia. Y se convirtió en la figura de unión necesaria para el franjiverdismo. Jugadores, técnicos, trabajadores, directivos y aficionados creyeron en él. Y así se consiguió el ascenso. El paciente pasó de largo la sala del forense y ahora mismo se encuentra, al menos, en el ala de rehabilitación.
Pese a ello, alguna que otra mala racha ha servido para que haya quien ha pedido su cabeza. "No ganamos fuera de casa". "Hace los cambios tarde". "Es muy conservador". "Le falta ambición". Razones perfectamente válidas si no contextualizamos la realidad actual del Elche: un recién ascendido que cuenta con el segundo límite salarial más bajo, sólo por delante de un Reus Deportiu que recibió la extremaunción hace unos días.
En este contexto, el Elche navega por la zona media-baja de la tabla desde el inicio del campeonato. Sin hundirse. Sin respirar demasiado. Ganando al líder. Con arbitrajes, en general, perjudiciales. Con sólo un ascendido por encima en la tabla. Con siete equipos por detrás. Y con una plantilla unida. Pero no ganaban a domicilio. No meten tres goles por partido. Los cambios no gustan. Pierden en A Coruña. Pierden en Cádiz. No se vence al Sporting. Y el entrenador pide no bajar los brazos. Trabajar. Insistir. Cómo se le ocurre. Pacheta, vete ya.