Llagostera, vaya día aquel de 2015. Aunque aquel día no fue en Llagostera sino en Palamós, porque la Liga de Fútbol Profesional permite trampas pero no del tamaño de un campo de césped artificial. Fue también a principios de liga y también en octubre, pero con Rubén Baraja en el banquillo, uno de esos entrenadores tan aburridos que, cuando te quieres dar cuenta, ya te ha conseguido la permanencia en Segunda División con dos meses de antelación. Y tú sin enterarte.
La humillación ese día en Palamós, pero contra el Llagostera, fue terrible: 4-1. A la hora de juego el Elche CF ya perdía 3-0, y como el equipo seguía empeñado en sacarla jugada desde atrás cayó uno más, precisamente a cargo de Benja, actual delantero franjiverde. El maquillaje ilicitano lo hizo Vergos, un joven griego que marcó bastante para lo poco que jugó aquel año.
Tras la derrota Baraja seguía empeñado en sacarla jugada desde atrás, pero bastante menos que antes del partido. Y alguna derrota más confirmó sus sospechas. Tal y como estuvo pregonando toda la liga, no había equipo para más. Ese discurso le valió una grada antipática cada quince días, pero de toda aquella plantilla tan prometedora (con Espinosa, Cifuentes, Mandi, Álex Moreno…), lo cierto es que dos años después el único que juega en Primera División es Sergio León. Con aquella humillante derrota en Palamós (pero contra el Llagostera), Baraja perdió tres puntos pero empezó a ganar su identidad. Perdió un poco para ganarlo todo. Decidió a qué iba a jugar el Elche CF el resto de la temporada.
Vicente Mir ya tiene su propio día en Llagostera. El Atlético Saguntino ya fue una trampa de césped artificial de las muchas que esperan en este grupo tercero, pero el relato de un nuevo gol de falta de Edu Albacar ocupó, con todo el merecimiento, el protagonismo de un partido feo donde no había nada más que destacar. Pero nos equivocamos, porque si puedes perder en Llagostera tienes que valorar más un empate en Sagunto. Pero eso sólo te lo enseña la vida a posteriori, como casi todo.
Mir ya ha tenido su propia jornada de reflexión en Llagostera para decidir a qué quiere jugar el Elche CF el resto de la temporada en campos perfectos para jugar con niños de cinco años pero complicados para ir al choque durante noventa minutos. Tiene que decidir si jugará intenso todo el partido o sólo los primeros cuarenta y cinco. Si va a depender tanto en el centro del campo de Manuel Sánchez. Si cada vez que no juegue Gonzalo Verdú vamos a encajar entre dos (Llagostera) y tres goles (Atlético Baleares). En otras palabras, si el bloque se va a imponer a las individualidades. Si la identidad del equipo está ya cerca.
Porque la identidad se vislumbra ya de forma clara para los partidos en el Martínez Valero, con un equipo dueño del balón que, si las lesiones lo permiten, tendrá muchas opciones para correr las bandas y para rematar por el centro. Como nos remató Benja aquella tarde de octubre de 2015 en Palamós (con el Llagostera). Pero la identidad a domicilio no la tenemos clara todavía. Como ese cuñado que viene a casa por primera vez a cenar y no termina de dejarnos claro, por una educación mal entendida, si es vegetariano o le gusta la carne poco hecha. Como ese cuñado, no queremos un Elche CF a domicilio con medias tintas, lo queremos despojado de sus caretas para ver a qué juega en esos campos donde dicen que no se puede jugar.
Porque puedes perder tres puntos en Llagostera, en Lleida o en Olot, pero es muy peligroso perder tu identidad, dar bandazos cada dos por tres y jugar a empatar a cero una jornada y a empatar a cuatro en la siguiente. Uno sabía muy bien qué era el Elche de Bordalás o el de Baraja, y ahora todos estamos aún pendientes en la jornada 9 (porque en el fondo sabemos que es pronto) de confirmar qué es y qué será el Elche de Vicente Mir.
Llagostera puede haber sido un punto de inflexión perfecto. Una oportunidad para comprobar si aquel día de la novena jornada, en Llagostera, se perdieron tres puntos o se empezó a ganar una identidad, como hizo Baraja aquel otro día en Palamós.
José Manuel Noguera es profesor de Periodismo en la UCAM