La plaza de Flores
Sergi Guilló, excapitán del Ilicitano y actual técnico de la cantera del Elche CF, ofrece su punto de vista sobre la victoria ante el Real Murcia
El estadio Martínez Valero vivió el pasado sábado lo más parecido a un ambiente de Primera División. Elche y Real Murcia se enfrentaban con una ligera ventaja para los franjiverdes por el 0-1 de la ida. En la vuelta se presenció un encuentro muy diferente al de la Nueva Condomina. Personalmente esperaba a un rival muy similar al de la ida, manteniendo el 0-0 y con el paso de los minutos tener el pensamiento de estar siempre cerca de igualar la eliminatoria y que los nervios de jugar en casa y defender resultado le pesaran al Elche CF.
De entrada, la alineación del Real Murcia me gustaba para sus intereses. No tanto Mateos de mediocentro, pero sí la entrada de Pallardó, un jugador con pasado en Primera División y con una calidad altísima. Puede que le pesara haber estado tanto tiempo sin competir domingo tras domingo. La posesión era del Real. Mantenía el balón, aunque sin apenas crear peligro en el área de José Juan. El Elche se presentó con alguna duda en la salida de balón, pero sin conceder ocasiones y con la seriedad que acostumbra desde la llegada de Pacheta al banquillo.
Pronto apareció el mejor jugador que había sobre el campo. Javi Flores fue el que hizo conectar al equipo. Bajaba a recibir a la línea de medios, desatascaba la salida de balón desde atrás, conectaba con los de arriba, daba sentido al juego y sacó la magia que tiene. El cordobés es un jugador diferente, de una categoría superior, muy superior. Viéndole en la grada y conociéndole un poco sabía que estaba en su salsa. Se medía ante su exequipo y se metió el partido en el bolsillo.
En el primer gol fue el que robó, fijó al defensa y le dio el balón a Sory para que se metiera en el área y tras un rechace de un tiro suyo llegó el gol de Iván Sánchez. En el segundo, fue el que presionó para un mal pase de la defensa murciana, recibió en el pico del área grande y le puso un caramelo de nuevo a Sory para hacer el de la tranquilidad. Más de lo mismo en el tercero: condujo una contra en la que abrió a banda y la continuidad de la jugada hizo que le cayera el balón en la frontal para poner otro buen balón que forzó el penalti a Provencio.
Un partido estelar de un jugador del que he leído muchas críticas en anteriores años, sobre todo la milonga que se lesionaba mucho y no disputaba tres o cuatro partidos seguidos. Futbolistas como Javi hay pocos y en estos partidos se nota la diferencia.
Maldita lesión aquella que sufrió en Alcoy en la pretemporada del ascenso a Primera División porque no tengo dudas de que si no se hubiese destrozado la rodilla, hubiese sido una pieza básica aquel año para cambiar el recorrido de su prometedora carrera futbolística. Lo único bueno es que ahora le tenemos de vuelta haciéndonos disfrutar de nuevo.
Gracias Javier.