Mi primer último derbi
José Manuel Noguera, profesor de Periodismo en la UCAM, nos ofrece su punto de vista en la previa del derbi entre Elche y Hércules del próximo domingo en el Rico Pérez
Si con once años acudes a tu primer partido de fútbol puede que ese día te marque de por vida. Si encima es un Elche CF – Hércules CF, como fue en mi caso, lo hará sin ninguna duda. Es curioso cómo la infancia puede ser tan selectiva y acogedora con los buenos recuerdos. Era todavía un fútbol sin jugadores-Youtube ni jugadas-Twitter, por lo que el recuerdo era un privilegio casi exclusivo para que los que acudían al campo ese día.
´Búfalo´ Crespín se internó en el área, le sacó a su par cuatro metros en apenas tres de carrera y permitió que el portero herculano viese en primer plano un golazo de balón cruzado raso por su lado derecho. Y con once años, si tú ves a un jugador que se apoda ´Búfalo´ correr hacia portería, tú no ves un jugador de fútbol, ves un búfalo. Me pueden rebatir los matices, pero sin Youtube ni Twitter, en 1991, mi relato es la realidad. La realidad siempre es el relato.
En esa realidad de mi primer derbi aprendí que en Segunda B también puede estar la grada llena. Que hay dos partidos, el del campo y el de la grada, y que los jugadores son una cosa y el equipo es otra, porque ese equipo no subió, a pesar de que en ese once tipo había diez futbolistas que jugaron en categoría superior y ocho de ellos en Primera División. En esas está ahora Josico, sabiendo que tiene buenos futbolistas y que de ahí tiene que salir un equipo. El ABC del fútbol.
Pero en la semana más importante que puede tener un club de fútbol, vuelve para distraer el anti-fútbol de las no-noticias, de los institutos valencianos de finanzas y de las subastas, porque el fútbol de ahora se subasta. Porque el fútbol de los jugadores-Youtube y las jugadas-Twitter también es el de los concursos de acreedores, los inversores de países lejanos que prometen el oro y el moro, y los clubes que por una suma de pecados por exceso u omisión acaban falleciendo en el sepulcro, que como define la RAE es una construcción habitualmente de piedra, hecha para dar sepultura en ella al cadáver de una o varias personas.
Y hablando de finales, de algún modo inconfesable uno siempre desea que ese derbi que está contemplando sea el último, que tras ese partido donde todo se decidió por una jugada fortuita se marquen tendencias inexorables en cada equipo. Porque los nuestros fueron para arriba y los otros cuesta abajo desde aquel resultado injusto. Porque para qué valen los derbis si no es para marcar trayectorias contrapuestas.
Con once años pude ver mi primer derbi con esa ilusión naif de que fuera el último. Ahora, más de 25 años después, veo el derbi del próximo domingo con auténtico terror adulto: el miedo fundado de que efectivamente pueda ser el último.
José Manuel Noguera es profesor de Periodismo en la UCAM