No va a ser hoy y tampoco será mañana

Nino dejará el fútbol profesional, no volverá a cubrir su pecho con la franja verde, y el eco de sus goles se perderá en el silencio... pero no será hoy. Eso me pareció escuchar el domingo, cada vez que perforaba las mallas del Estadi Municipal de Badalona: no será hoy, no será hoy. Puede que no tarde en caer la noche, pero quedan horas de sol en su carrera y piensa aprovecharlas.

Tenía que hacerlo a su manera, sufrida, silente, épica, a la manera de Nino. Mark Twain respondió al New York Journal que las noticias sobre su muerte han sido exageradas, Nino no fue tan sutil. La pólvora del Cañonero de Vera incendió la esquelas dictadas el pasado jueves por Jorge Cordero. Va a resultar que el fútbol sí tiene memoria, y que esas precoces necrológicas no servirán ni para envolver el pescado.

Nino es un tipo curtido, conoce este negocio y códigos. Sabe mejor que yo que al delantero veterano lo jubila el joven que tira la puerta abajo con goles, pero ni un minuto antes. No se merecía el torpe final escrito en las oficinas del Martínez Valero, y se rebeló contando su propia historia.

Es sencillo entender la alegría en la afición franjiverde, el héroe caído regresaba de los bosques del averno para salvar a su Elche, otra vez en el momento más oscuro, cuando más lo necesitaba el equipo, cuando más lo necesitaba Josico. ¡Hombre de poca fe! ¿Por qué dudaste?

También imagino a los que exhibieron su cabeza como trofeo repetir con indecente petulancia “ya lo decía yo”, “yo siempre confié en él”. De esos nada se espera. Sí espero ver el próximo domingo a Nino en el estadio, que reciba el respeto de los que nunca dudaron, y que Paco Pérez me diga de nuevo eso de “¿tú crees en Dios?”, solo para responderle que no sé si tanto, pero todavía creo en Nino.