El de siempre
Iván Martínez 'Pachu', excapitán del Elche CF Ilicitano y actual futbolista y secretario técnico del UMF Selfoss, analiza cada semana en Onda Cero Elche la trayectoria del conjunto franjiverde
Tengo que reconocer que en el momento en el que vi la alineación con la que salía Josico en Son Malferit me gustó, pero a la vez hubo algo que me sorprendió. Lo de poblar el centro del campo con Benktib, Jony y Provencio podía tener su sentido. Campo pequeño, rival duro que no iba a querer jugar demasiado y además el técnico manchego conoce bien ese campo, pues entrenó a los baleares hasta hace solo unos meses. También me pareció buena idea darle continuidad a Josan. El extremo crevillentino puede ser una pieza clave para romper las defensas cuando el oponente se encierre atrás. Sin embargo, lo de dejar a Benja y a Nino en el banquillo no me cuadraba del todo. Es cierto que el Elche tendría que usar el balón largo como alternativa, pero Sory, a día de hoy, no está por encima del nivel de los otros dos.
A los 30 minutos de partido pensé que el Elche estaba haciendo un partido serio. Ganando segundas jugadas, consiguiendo balón parado cerca del área rival y los jugadores isleños no tardaron en cargarse de tarjetas, lo cual iba a beneficiar al fútbol de los ilicitanos. Solo se había sufrido en una transición, para no variar, en la que los locales tuvieron una buena oportunidad. El Atlético Baleares jugaba a nada. A parar el partido, a acumular jugadores entre el balón y su portería, y a desesperar al conjunto ilicitano con faltas duras y piques entre jugadores. Albacar cayó en uno de ellos y se llevó una amarilla. Mismo castigo que el jugador balear que había cometido una entrada durísima a Iván Sanchez. Gonzalo Verdú cayó en otra trampa, soltó un codazo sin balón a un rival, este exageró y el árbitro pitó falta cuando el balón lo tenía el guardameta local. Falta colgada al área, mano, penalti y gol. A remar.
Y aquí casi que se acabó el partido del Elche.Apenas se generó fútbol, falta de ideas y clarividencia, parones casi en cada jugada porque el rival quería y el árbitro lo permitía. Es en esos momentos cuando uno echa en falta ciertos automatismos, algunos mecanismos que pongan en órbita la idea de juego del Elche. Pero tenía que llegar él. El héroe sin capa que salvara toda esa angustia que fue ver los últimos 20 minutos del partido entre un equipo que no quería jugar y otro que no podía. Chutar desde fuera del área y recoger tu propio rechazo de un balón que tocó el portero y dio en el palo. Toda una utopía. Pero el fútbol siempre nos sorprende porque es infinito, como dijo el periodista argentino Juan Sasturain.
En resumidas cuentas, buen punto para lo que vimos y para lo que se pudo jugar. La Segunda División B es calculadora, te mete miedo y te concede poco espacio o nada para la creatividad. La suerte es que nosotros tenemos al de siempre.