el valor de la blanca y verde

Todo o nada

Sergi Guilló, excapitán del Ilicitano y actual técnico de la cantera del Elche CF, relata cómo vivió la permanencia del filial ante el Eldense

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Sergi Guilló, excapitán del Ilicitano y entrenador de la cantera del Elche CF. | Onda Cero Elche

Once contra once, dos porterías y un balón. Esa es la mentalidad que hay que tener en una final como la del domingo. Cuando te juegas tanto como se jugaba el Ilicitano en el último partido de la temporada, no existe rival mayor ni mejor, las fuerzas se igualan, dos equipos buscando un objetivo y lo gana quien más se lo cree y mejor hace los deberes.

Decía en el anterior artículo que en estas citas no hace falta una motivación extra. Y los chavales lo demostraron. Saltaron al campo con varías marchas más que el Eldense, conscientes de que no habían más balas en la recámara. El filial se impuso en resultado, en juego y, sobre todo, en actitud. Eso se aprecia en los duelos individuales y en la concentración; cada futbolista sacó su mejor versión.

Hablaba con ellos el sábado y les decía que cuando uno elige ser futbolista es, por supuesto, para llegar a lo más alto, pero principalmente se hacía para disputar partidos como estos. Da igual la categoría que sea. Me refería a la sensación que sientes el día del partido, a la responsabilidad de la derrota, a la felicidad del triunfo, al hormigueo de la mañana previa. Puede que quizá alguno de ellos no vuelvan a afrontar un duelo de esta importancia y cada canterano tenía que aprovecharlo.

Dentro del partido, cada choque o cada patada a un compañero es como si te la pegarán a ti mismo. Les hacía ver tras el último entrenamiento que el esfuerzo de convertirse en futbolista profesional tenía que merecer la pena, sobre todo a aquellos que tienen la familia a miles de kilómetros. Estaba convencido de que con la calidad que había en esa plantilla iban a ser capaces de sacar esta final hacia adelante. Únicamente tenían que creer en ellos mismos. Y vaya que si creyeron.

Yo también estaba nervioso por lo que pudiera pasar. Viví la última jornada de liga con la tensión de estar jugando en el campo. En los últimos minutos bajé al túnel para ver de cerca la felicidad de mis amigos. Vi llorar de alegría con el tercer gol y tras el pitido final a Marcelo, a Fran Martínez... Compañeros que son más que amigos y que te hacen saber la angustia con la que estaban viviendo esos momentos.

La felicidad del míster Fidel, de Jesús García, del ‘Presi’ Jorge Pérez; las lágrimas del delegado Simón, gente que tiene el Elche tan dentro desde pequeño vale su peso en oro. Bravo chavales por vuestro esfuerzo. El año que viene seguro que lucharéis por metas más altas. Os lo merecéis.