Tras varios días de aclimatación en Huaraz y alrededores, los alpinistas ilicitanos Juan Agulló, Javier Rubira y David Belmonte estuvieron seis días caminando. El cambio de luna les obligó a permanecer metidos en las tiendas a una altitud de 5.400 metros por las nevadas. El 6 de agosto, una ventana de buen tiempo les permitió salir a las 0:30 horas con temperaturas de unos 20 grados bajo cero.
El descenso del glaciar para situarse al pie de la pared Sur Oeste del Alpamayo no fue fácil, ya que fue con 500 metros de hielo por encima de sus cabezas, según cuentan a Onda Cero. El frío les atenazó y se vieron obligados a abrigarse con todas las prendas que llevaban en la mochila en los primeros largos de unos 70 grados de vertical.
Con las primeras luces del alba, se encontraron a mitad de la pared donde comenzaron los tramos más verticales y expuestos de la ruta, desde ahí es donde se bajaron la mayoría de las cordadas que lo han intentado antes que los ilicitanos. A partir de ese punto, el ritmo de escalada es más lento ya que el muro de hielo tiene varios tramos técnicos en roca y la inclinación está por encima de los 80-85 grados.
Llegando a la cima, el hielo, donde apenas entraban las puntas de sus piolets, y los crampones se convertían en nieve azúcar, según relatan. Justo estaban debajo del hongo de la cumbre donde un par de estacas les indicaban que habían llegado al final de su sueño.
Fueron 12 horas de escalada en la subida y en la bajada no dejan de vigilar, en ningún momento, las amenazantes cornisas de hielo que bordean su descenso, situados en unas tres horas más de nuevo al pie de la pared.
Los ilicitanos regresarán en los próximos días después de haber logrado su objetivo.