La educación homeopática
El periodista José Francisco Michelli opina sobre la conveniencia de un sistema educativo basado en evidencias
Es como si desde el sistema de salud pública se autorizara la administración de placebos y se le diera el mismo valor que a la medicina convencional. Así pueden calificarse los materiales que forman parte de los Recursos de Igualdad y Convivencia (REICO)del País Valenciano, presentado en fecha reciente por autoridades de la Conselleria de Educación.
El REICO recoge estrategias, prácticas y modelos para prevenir todo tipo de violencia en los centros escolares, promover la igualdad e intervenir en situaciones de LGTBI fobia. En el REICO encontramos recursos que entrarían en la categoría de ‘homeopatía’ educativa como ocurre con el programa de mindfulness para infantil y primaria. Diversas investigaciones publicadas por el Departamento de Salud de Estados Unidos, entre otras instituciones, evidencian que el mindfulness no es eficaz en temas como la prevención de la violencia, así como para tratar problemas de atención, mejora del estado de ánimo, adicciones o hábitos alimentarios entre adolescentes. Cabe preguntar si es necesario que la Conselleria de Educación incluya un programa que no funciona como modelo de mejora de la convivencia en las aulas.
Las cifras sobre la violencia arrojan que el 37% del alumnado de entre ocho y 17 años es víctima del ciberacoso, mientras que el 20% afirma haber acosado alguna vez. Por otra parte, cada año aumenta el número de denuncias de bullying en los centros educativos y el 70% de las víctimas suele ser acosada a diario. Son comunes los relatos de violencia en las aulas o del acoso recibido por hijos de algún familiar, amigo, vecino o conocido. “No sabemos qué hacer” o “nos hemos enterado por casualidad”, son frases que he escuchado en algún momento.
El acoso y quienes lo ejercen también pueden llevar a la muerte a las víctimas. Es el caso de Lucía, una niña de tan solo 13 años que se suicidó en enero de 2016 tras ser víctima de acoso escolar durante tres años. Si la violencia en las aulas puede tener consecuencias tan graves, lo mínimo que debemos exigir como sociedad, es contar con políticas educativas cuya eficacia esté comprobada. Y esto también me hace pensar en si el equipo de convivencia de la Conselleria de Educación ha tenido claros los criterios para elegir los materiales incluidos en Reico.
Pueden plantearse algunas preguntas sobre la pertinencia de los recursos de convivencia:
1. ¿Qué resultados ha arrojado su aplicación?
2. ¿Existen investigaciones científicas que arrojen evidencias de que ese modelo mejora la convivencia?
3. ¿El modelo garantiza el éxito en todos los centros educativos donde se aplica?
En caso de que no existan investigaciones que avalen los programas, en la Comunidad Valenciana contamos con científicos sociales en las universidades públicas, que podrían evidenciar si esos programas mejoran o no la convivencia en la escuela.
Un sistema educativo basado en evidencias y libre de políticas homeopáticas parece posible. Elegir o promover desde la administración un programa de convivencia u otro, tiene consecuencias para el alumnado y puede marcar la diferencia para que los colegios se conviertan en espacios libres de violencia. Las pautas parecen claras, los centros de referencia internacional sobre el tema, recomiendan empezar a trabajar la prevención de la violencia desde los cero años y promover modelos comunitarios.