Sin identidad

25 partidos. Dos entrenadores. 27 jugadores utilizados. Seis meses de competición. El Elche ha 'celebrado' sus bodas de plata en Segunda B y, qué quieren que les diga, un servidor sigue sin reconocerle identidad alguna a este equipo.

Por el Elche pasan las semanas y ver sus partidos empieza a tener un punto de agonía, más aún cuando la amenaza del culebrón institucional vuelve a estar al orden del día. Si después de escuchar a un presidente que ni es dueño ni es accionista mayoritario del club al menos pudieras ahogar las penas durante los partidos, con 90 minutos que ilusionen al que va al fútbol a que le hablen de Nino y no de Illueca... Pero ni por esas.

Cuando Vicente Mir fue destituido en el mes de noviembre, un servidor escribió un artículo a modo de análisis en esta misma plataforma que, a día de hoy, podría reproducir casi palabra por palabra, cambiando los nombres del entrenador y de algunos jugadores.

No es cuestión de pedir la cabeza de Josico. La situación con Mir no me parecía dramática, como tampoco me lo parece ahora. Al menos para el objetivo del playoff. Pero confiar en este equipo, con lo que está ofreciendo, para el asalto a la categoría superior es casi un acto de fe. Quizá el problema no esté en el banquillo.

Este Elche transmite la sensación de ir a bandazos. Unos días gana por alguna genialidad, otros por superioridad y otros por pura inercia. Luego aparece algún mal partido, algún rival ordenado que pesca en río revuelto y que demuestra las carencias de un equipo sin criterio. O, por no ser extremistas, sin el criterio necesario para confiar en un ascenso.

Eso sí, la clasificación no engaña a nadie. El Elche va tercero y no tiene lejos al segundo, como tampoco al quinto. Del primer puesto, mejor ni hablar. Salvo descalabro, a este equipo le va a dar para meterse en playoff. Y no descarto que lo haga como segundo, pero luego vendrán tres eliminatorias contra rivales top. Y ahí no bastará con arreones.

Hace unos años, Antena 3 emitió una serie que da título a este post: Sin identidad. Muy recomendable y juro que no lo hago porque sea de la misma casa que el medio de comunicación que alberga este texto que están leyendo. Quiero creer que, como le ocurría al personaje perfectamente elaborado por Megan Montaner, este Elche puede acabar encontrando su identidad de aquí a mayo. Pero la verdad es que, a día de hoy, veo al equipo muy perdido.